En mi caja dice Prismacolor
lápices de color y yo estoy confundido. En algún momento de mi educación
inicial aprendí que los colores se formaban mezclando 3 colores primarios, y el
dorado ¿qué es?
Si el dorado no nace de la mezcla
de colores primarios, entonces no existe, pero lo podemos ver tocar oler y
mascar en nuestra caja de colores. Eso me hace pensar que día a día
interactuamos con objetos, situaciones o personas que no deberían existir y si
embargo ahí están.
Durante un tiempo utilicé el
descubrimiento de la existencia imposible del dorado para justificar la
creencia en un Dios, si existe el dorado entonces probar la existencia Dios
debe poder hacerse siguiendo el mismo procedimiento.
Luego analicé que no es tan
trivial, si bien los dos podrían compartir la característica de existir a pesar
de su imposibilidad, la comprobación de la existencia Dios se complica en el
punto de que no hay existencia de ninguna prueba que sea susceptible de ser
percibida por los sentidos humanos o por sensores mecanizados.
Con el color dorado tenemos la
ventaja de poderle hacer pruebas y manipularlo, podríamos destruirlo para
intentar reconstruirlo, podríamos comérnoslo, pisarlo o sólo dejarlo asentado.
De Dios no sabemos nada y tampoco se ha preocupado por desvanecer nuestras
dudas, lo más fácil es pensar que Dios no existe.
Aunque lo más fácil es pensar que
Dios no existe siempre estará la posibilidad de que la última respuesta lo
defina, mientras el ser humano sea incapaz de explicar de manera inequívoca
todo fenómeno natural y defina como natural todo evento que no lo parezca
podremos estar seguros de que Dios no existe.
Para explicar esta idea
últimamente se me ocurrió compararla con el sistema electoral mexicano, el cual
siempre ha tenido problemas con la izquierda y en fechas cercanas con un
candidato presidencial del Oriente de Tabasco, no sabremos que la izquierda
perdió hasta que todas las pruebas (válidas o no, que por cierto parecen interminables y por eso comparo este fenómeno con la búsqueda humana del
conocimiento último) hayan sido revisadas por la máxima autoridad electoral,
que en este caso es el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Los mexicanos sabrán si
Dios existe o no el día en que este proceso acabe y se defina al nuevo
presidente.