miércoles, 11 de junio de 2014

Vida

El problema de la vida es que es paralela, mientras creces todos crecen, todos aprenden, algunos aman, otros lloran y todo pasa al mismo tiempo.
Y si quisieras ocuparte de todo lo que pasa a tu alrededor no tendrías tiempo para ocuparte de lo que pasa dentro, y si te ocupas de lo que pasa dentro eventualmente la soledad te abraza y no te deja y todo éxito que posiblemente hayas obtenido no es suficiente, porque debido a un error de configuración inicial, el ser humano no está hecho para vivir solo.
Cuando mis primeros años se pegaron, no estaba completamente consciente de que al crecer también Carolina lo hacía y que mis abuelitos lo hacían también o que Chati podría estar teniendo hijos. El tiempo es una guillotina de péndulo parecida a la descrita por Poe en el libro que me regaló la abuela que miente y que nunca leí completo, se balancea de lado a lado y de cuando en cuando se va moviendo hacia abajo mientras la miras, e inmovilizado por la esencia mortal admiras que viene y lo hace aunque no te des cuenta.
La vida reclama balance y el concepto de felicidad responde a la función balance y ésta es discontinua y multivariable, cada balance tiene que ser mejor que el anterior por lo que la noción de tiempos felices a veces se olvida y solo se puede entender en retrospectiva, de ahí el concepto de que todo tiempo anterior fue mejor. El tiempo pasado no fue mejor en sí que el tiempo actual, si no que el balance alcanzado en ese momento fue difícil de apreciar debido a que se buscaba uno mejor.
Es más fácil hablar de futbol porque casi cualquiera te contesta, hablar del concepto de felicidad o de que el pasado no te deja porque no ha terminado contigo son cosas que solo podrías haber hablado con Hoffman, pero él está muerto e hizo dos películas de los juegos del hambre, ¿cómo podríamos confiar en él? Simple, al menos por un momento él entendió que a pesar de la naturaleza idiota de la multitud humana y que una de las pocas búsquedas correctas es la paridad intelectual, se necesita un equilibrio, fue un niño gordo y un adulto gordo, pero no desarrolló la actitud de niño gordo.
La actitud de niño gordo se puede describir como uno de los peores males de la humanidad e intentaré enumerar sus características:
·         Miedo a situaciones inexploradas de cualquier índole
·         Extraña sensación de incapacidad de tener éxito en áreas fuera  de la zona de confort
·         Completa confianza de que el camino seguro es el único correcto
·         Inconformidad, pero completa inactividad para resolver el conflicto
·         Sensación de que el futuro podría traer cosas buenas, pero ignorancia acerca de que éste se construye en el presente
·         Idea de que hay que hacer las cosas que hacen los raros no porque parezcan atractivas sino porque su morfología e inadaptación social lo convierten en imperativo
·         Por último puedes reconocer a un niño gordo si no tiene cicatrices en las rodillas.

Hoffman está muerto, Dios ha muerto y yo tengo un examen y un trabajo final que no he empezado.

sábado, 7 de junio de 2014

Mirada de sonrisa.

Ella atendía una tienda de variedades cerca de la esquina de la cuadra en una avenida muy transitada para la pequeña ciudad en donde se encontraba. Al entrar me sonrió con los ojos, no reparé mucho en su expresión, estaba muy concentrado en encontrar el producto que iba a comprar; sin embargo, dos o tres segundos después perdí la memoria y todo mi cerebro se concentró en entender que si no era ella no era nadie y abobado y medio afónico me dirigí hacia ella para preguntarle de a cómo vendía los chicles.
Llevaba una blusa delgada y sin mangas a rayas blancas y amarillas, un short de mezclilla de cuarta y media y el pelo castaño corto como el de Mandy Moore en Entourage. Creo que tenía la mitad de los grandes ojos delineados, pero solo en la parte inferior, labios en m y cara de triángulo. Después de unos dos minutos paralizado me di cuenta de que llevaba como minuto y medio mirándome medio riéndose, completamente consciente de sus efectos en los hombres como Nola de Woody, no le impresionaba mi estado catatónico.
-          Mira podemos ver películas algún día si quieres-.

-         ¿De verdad?, quiero decir, claro que sí-. En ese momento me volteé, salí caminando rápido y me subí al carro, ya habiendo avanzado unos kilómetros caí en cuenta de que no compré lo que me baje a comprar, ni los chicles, ni me dijo su nombre o yo le dije el mío, pero principalmente de que estaba yendo en sentido contrario y que me quedaba esquina y media de gasolina.

¿Piensas en mí?

¿Piensas en mí? ¿Recuerdas nuestros días bajo el sol?  ¿Sientes un hoyo en el corazón?  Al ver hacia adelante ¿encuentras el principi...