Nunca
antes había sufrido tanto por algo tan insignificante, tan certero y predecible
como la muerte misma, claro que sabía cómo acabaría todo, es decir, no soy lo
suficientemente estúpido para ignorar las señales que apuntan a un fracaso
inminente y aun así, duele muchísimo. Siempre he intentado ser cerebral, tomar
decisiones con calma y reflexionar las consecuencias de mis actos, pero cuando
actúas escuchando al corazón no pasan otras cosas más que tragedias que ni el
mismísimo Sófocles en sus noches más inspiradas hubiese siquiera imaginado. Y
es que mi sentimiento lo comparte toda una nación llena de gente crédula y
soñadora con la que no me siento ni mínimamente identificado, pero que
curiosamente en días como hoy me inspira con su positivismo y ganas de seguir
adelante.
Irle a
México en tiempos de mundial es no solo masoquista, sino incongruente, ya que
los resultados obtenidos hasta ahora por nuestra selección dan lástima de pies
a cabeza. Cuando piensas en futbol no puedes más que imaginar a potencias como
Argentina, Brasil, Alemania, Italia y más recientemente España, que no se
cansan de demostrar su hegemonía ante el que sea que se les ponga enfrente,
pero resulta inconcebible que haya países como Corea del Norte, Hungría,
Turquía o Ghana hayan llegado más lejos que México en un mundial ¡En Ghana hay
como 100 habitantes y al menos la mitad de ellos está muriendo de desnutrición
carajo! ¿Cómo puede ser posible dios mío? Obviamente no tengo respuesta
para esa pregunta, pero tengo algunas teorías que he logrado deducir durante mi
aislamiento causado por la amargura de esta injusticia.
La
primera es que simplemente tenemos mala suerte y el que diga que no, con el
respeto que se merece, que se vaya a la chingada y se lleve su opinión de tres
pesos de aquí ¿Acaso no tendrá nada que ver con la suerte que nos toque en el
grupo del anfitrión que además es el equipo más ganador en la historia del
futbol? ¡Pero por supuesto que sí! Es una maldita calamidad, desde ahí
empezamos mal. Claro que en el mismo grupo estaba Croacia, aparentemente no tan
sólido en el papel, pero cabe aclarar que ellos no fueron el último equipo en
calificar al mundial, ellos no estuvieron debajo de Honduras en la eliminatoria
¡maldita sea, es Honduras! Croacia no tuvo que jugar repechaje en la tierra del
señor de los anillos, fuimos nosotros y se supone que deberíamos haber perdido
contra ellos que tienen jugadores en el Bayern Munich, Real Madrid y Barcelona,
por dios, nuestro mejor delantero ni siquiera se dignó a jugar para su país y
se limitó a enviar buena vibra por Twitter. Habiendo dejado muy en claro que
tuvimos mala suerte en nuestro grupo, los conocedores también estábamos
tranquilos porque sabíamos que la fase de grupos no era la del problema, hemos
calificado en 6 mundiales consecutivos a la siguiente ronda, así que si nos
ponían con España, muy bien ¿Con Alemania? Échennoslos ¿Con Argentina, Italia o
Francia? ¡Nos la pelan! En la fase de grupos somos inmortales, legendarios,
épicos y respetados. El verdadero problema entonces, fue el grupo que nos pusieron
a lado, porque cuando avanzamos a octavos de final, equipos tan limitados
como Estados Unidos nos hacen sudar y llorar sangre, ese país donde al futbol
le llaman soccer y al que históricamente teníamos de hijos (únicamente en el
futbol por supuesto) nos mandó al mismísimo averno unos años antes. Entonces si
con Estados Unidos no pudimos, como putas madres quieren que podamos con
Holanda, potencia mundial, tierra donde abundan cracks y leyendas, donde uno
solo de sus jugadores vale más que toda nuestra selección con todo y técnico,
utileros y masajistas incluidos ¿Cómo? Lo increíble de esto es que a pesar de
que llegamos dando lástima al mundial, de que nuestro mejor delantero nos
traicionó peor que Judas, de que Montes decidió romperse la pierna chocando
contra una montaña de chocolate en un amistoso y de que tenemos al Maza en la
defensa central, a pesar de esto y mucho más, jugamos, ganamos, avanzamos y
convencimos en la primera ronda y posteriormente, en los octavos jugamos un
partido como los mismísimos dioses, digno de ser narrado por siglos, hacerlo
canción y sustituir el himno nacional por esa canción, pero ese mismo partido
que es el mejor que ha dado la selección mexicana y que probablemente sea uno de
los mejores que vean estos ojitos que se han de comer los gusanos, ese maldito
cuarto juego, de nuevo lo perdimos y yo ya no entiendo nada del futbol ni de la
justicia.
El
primer partido de México en el mundial lo vi en el auditorio de mi escuela, muy
emocionante y todo pero no era lo mismo sin cervezas y mis clásicas mentadotas
de madre a diestra y siniestra y a todo pulmón. El segundo partido lo vi en un
bar en compañía de algunos de mis mejores amigos y a pesar de que terminó
empatado, fue un partido en donde se restauraban nuestras esperanzas que habían
sido rotas cuatro años atrás, fue el juego que nos hizo soñar a todos de nuevo.
El tercer encuentro, me junté de nuevo con los mismos amigos para seguir con la
cábala y la racha ganadora: misión cumplida. Entonces nos pusimos a esperar
aquel domingo decisivo, con el aire más optimista que se pueda esperar de un
aficionado, nuestra mente decía que ganaba Holanda y nuestro corazón que ganaba
México. Nos pusimos todos de acuerdo y siguiendo con la misma táctica que había
utilizado el Piojo Herrera, decidimos repetir nuestra alineación, fue entonces
cuando se encendieron las alarmas y los focos rojos, uno de nosotros no podría
ir el domingo a ver el partido y tuvimos que sustituirlo de último momento, ese
fue el principio del fin, no fue cuando Holanda anotó el primer gol, ni cuando
se añadieron 6 minutos de prórroga, fue cuando nuestro pendejo amigo no pudo ir
a verlo tal como lo habíamos estado haciendo durante la primera ronda. México
nos necesitaba y le fallamos.
Sintonizamos
el partido por TV Azteca, tal como habíamos hecho en los partidos anteriores
pero teníamos problemas técnicos con la antena y no pudimos ver claramente los
primeros dos minutos del partido, los dos minutos más estresantes de mi vida;
decidimos cambiar la antena por una fabricada en los 80s o antes y funcionó a
la perfección, ya no hacen las cosas como antes. Durante este partido todos
estábamos en silencio absoluto, que se rompía de vez en cuando al abrir una
cerveza o comer una tostada, pero fuera de eso nadie hacía ningún comentario
respecto al partido, ni despegábamos los ojos de la pantalla por un solo
segundo, hasta parpadear estaba prohibido. Poco a poco liberamos un poco la
tensión y comenzamos a hacer algunos comentarios acerca de Giovani dos Santos,
ninguno de nosotros creía en él, siendo yo su principal detractor, quería al
Chicharito, quería a Cuauhtémoc o hasta al Bofo, no importaba quién siempre y
cuando banqueen a Gio. Terminó el primer tiempo y nuestro suministro de
tostadas escaseó, por supuesto nadie quería ir al Oxxo por más, era una locura
pensarlo, que tal si en el camino chocábamos o algo así y nos perdíamos el
segundo tiempo. Al final uno de nosotros cedió pero lo hizo demasiado tarde,
quedaban menos de 5 minutos para que comience la segunda mitad, de ninguna manera
iba a lograrlo a tiempo pero la presión de su novia fue más poderosa. Comenzó
el segundo tiempo y a los dos minutos, quien más sino el mismísimo Gio llegaba
a callarnos, a ponernos en nuestro lugar, a decirnos que siempre habíamos
estado tan equivocados y que no merecemos la vida misma ¡Golazo! ¡Carajo fue un
puto golazo! todavía lloro cuando lo recuerdo, aunque en ese momento nuestra
celebración fue muy moderada porque sabíamos que después de esto, se avecinaba
una tormenta naranja mientras navegábamos en nuestra lancha verde en medio del
océano. Tres minutos después del gol, llegó nuestro compañero del Oxxo gritando
y celebrando, pobre, se lo había perdido en vivo. Me puse tan nervioso que me
dio ganas de orinar al minuto 50, pero ni madres, iba a esperar hasta el
intermedio de rehidratación del minuto 70 para levantarme y así fue. De repente
escuchamos al comentarista decir que México estaba clasificando justamente a la
siguiente ronda ¿Es en serio Martinoli? ¿Es neta que estás diciendo esto? ¿Cómo
se te ocurre maldito bastardo comenzar a echar la sal tan pronto, como diablos
puedes decir que Holanda ya se estaba convirtiendo en una naranja podrida? ¡Todo es tu
culpa desgraciado, te odio mucho cabrón sinvergüenza, estás lastimando a tu
patria, a tu tierra, echando tu mortífera sal de esa manera! Y aun así, México
seguía ganando, controlando, como un gigante, no se veía ni por donde pudiera
ser vulnerado y entonces surgió en mi mente una idea, un pensamiento que vino
de la nada y era una semilla, pero conforme pasaban los minutos creció más y
más hasta que se volvió algo serio, imposible de ignorar: “No mames, México
puede ser CAMPEÓN DEL MUNDO”. Al minuto 85 me puse a analizar el siguiente
cruce que sería Costa Rica o Grecia y de nuevo “No mames, nunca imaginé que
esto pudiera estar pasando”. Acto seguido sacudí mi cabeza para reaccionar y me
la golpeé con el puño dos veces, “pendejo no lo sales” me dije a mí mismo.
Al minuto
87 todos sabemos que pasó y no hablaré de eso, mucho menos de la infamia del
minuto 92 y después de haber finalizado el partido, incredulidad, tristeza total, pude ver los rostros desencajados
de todo el mundo, fui al baño, lloré un poquito en silencio, comimos
rápidamente y nos despedimos. Todo había terminado. En resumen jugar así y
perder fue lo PEOR que nos pudo haber pasado, pero luego pienso ¿Qué hubiera
pasado si perdíamos contra Costa Rica? Y me respondo: eso si hubiera estado
feo.
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