lunes, 6 de diciembre de 2010

"Fase Terminal" por Gallo

Era lunes y yo sabía que no debía haber salido con mis amigos, al día siguiente tenía un examen importante, así que me prometí a mi mismo regresar a las 12. Estaba bien, tenía suficiente tiempo para divertirme hasta esa hora, tomaba un sorbo de mi cerveza ocasionalmente, como para aparentar que estoy al mismo ritmo que ellos. Por cierto ellos llevaban tan buen ritmo, que pronto nos quedamos sin alcohol, tenemos dinero, tenemos auto, tenemos sed, tenemos tiempo. Pero, sin embargo decidimos hacer lo correcto, así que fuimos a un disco-bar-karaoke, solo por un rato, a las 12 me tengo que ir. Pido un trago y luego otro, me dan uno cortesía de la casa y el cumpleañero invita uno más. Acto seguido subimos a cantar, fue entonces que se prendieron los focos rojos en mi interior y se me ocurre mirar la hora: 12 en punto, bajo y comienzo a despedirme de todos, me dirijo a la salida, solo y lamentándome de mi decisión cuando de repente me veo rodeado por 4 muchachas bastante atractivas, extranjeras al parecer y me animan a bailar con ellas, en ese momento pensé: una canción que mas da. Quedo a solas con una de ellas y me besa, soy tímido así que pido un tequila para armarme de valor. Despierto no sé donde junto con ella y me voy corriendo asustado a mi casa. No recuerdo nada, puede ser que hayamos ido a un after y luego nos quedamos dormidos de cansancio. Admito que es poco probable.
Ya era martes y veía la hora a cada momento, deseando que termine y al mismo tiempo sin querer empezarlo, la espera me consumía; buscando algo para entretenerme revisé a mi alrededor y no encontré nada interesante excepto por una revista al parecer deportiva, decidí hojearla ya que no tenía portada, las páginas eran algo amarillentas y en la página central un poster que decía “Cruz Azul Campeón”, hacía ya varios ayeres de eso. La puse en su lugar y suspiré de cansancio, una ancianita estaba mi derecha y un bebé a mi izquierda, no me agradaba ninguno de las dos. Una puerta se abrió, alguien sale y otro entra, la fila se mueve pero el tiempo no avanza y mi última uña está a punto de desaparecer, me pregunto quien habrá sido el genio al que se le ocurrió ponernos a todos en una sala herméticamente cerrada, inhalando el aire recién exhalado del vecino desconocido; no me molestaría tanto la idea, si ignorara el hecho de que todos están enfermos de algo.
Minutos después llaman a la ancianita, entra sonriente, pasa media hora, sale llorando; llaman a los padres del bebé, el cual entra llorando, pasa media hora y salen los padres llorando, sin el bebé. No sé si sea buena idea entrar ahí, en realidad sólo confirmaría lo obvio. Demasiado tarde para arrepentirme, escuché mi nombre y primero volteé a ver a los otros, como esperando que alguien más tenga el mismo nombre y pase en mi lugar, el sujeto repite mi nombre y levanto el brazo.
Entro y la claridad me deslumbra por unos instantes, el doctor me invita a tomar asiento, por supuesto en la silla metálica mas fría que jamás haya conocido el hombre. Le doy la mano y me da un apretón bastante fuerte, o quizá lo sentí fuerte por mi falta de energía, el caso es que me bombardea de preguntas, algunas más extrañas que otras. Respondo todas y termino un poco mareado, al menos ya acabó… la parte fácil.
Me revisa los ojos, la garganta, los oídos y la nariz. Es de rutina, afirma el doctor y por supuesto que le creo, yo ya sé cuál es el problema.
Me explica la situación, completamente desfavorable, yo solo asiento cabizbajo y al final me dice:
-No se preocupe, todavía nos falta realizar algunos análisis, así que pase por aquí y la muchacha se encarga.
Llego y extiendo el brazo, cierro los ojos, no quiero ver la tremenda aguja que se aproxima. Ella me dice: “no va a doler”, y me da ganas de responderle: “ven entonces y yo te lo hago”. Pero al mal paso darle prisa.
Salí y me pregunta el doctor:
-¿Todo bien?
-Si, es solo que me entró una basura en el ojo.
-Bueno, pues… puedes pasar por el resultado de tus análisis el jueves.
-Perfecto, gracias.
Me retiré de ahí con la sensación de que había una mala noticia con mi nombre grabado en ella. No pude dormir, mi mente era absorbida por el aquel resultado. Esos dos días fueron los peores de mi vida, pero no serían nada comparados con los que tendría si mis sospechas fueran ciertas.
Llegué y me atendió un doctor diferente, así que algo confundido le pregunté por mis resultados, se veía muy serio, me dio mis papeles en un sobre blanco sellado y me retiré de ahí tan rápido como pude.
Llegué a mi casa y me senté en la mesa, mirando el techo, con el sobre en mis manos pegado a mi pecho, estuve así media hora aproximadamente y me decidí a abrirlo. En el fondo tenía una leve esperanza de estar equivocado en mis sospechas, lo miré poco a poco, como si fuera a cambiar algo. Lo leí, lo releí y me senté a llorar. Temía este momento y hoy más que nunca deseaba estar equivocado, pero no lo estaba. Estaba acabado. Los resultados eran muy claros la hoja decía lo siguiente:
“No se encontró ninguna anormalidad en las diversas pruebas realizadas, por lo tanto, significa que el paciente goza de un excelente estado de salud”
Y ahora solo tenía una pregunta en la cabeza ¿Cómo demonios voy a justificar que falté a mi examen del martes?.

sábado, 4 de diciembre de 2010

"Todo es eventual" por Gallo

Desde que la vi, supe que debería ser para mí. Ella estaba enfrente, yo la miraba fijamente con cierto recelo, era un poco robusta pero eso era en realidad algo ventajoso para alguien que estuviera en mi situación. Yo la quería y lo oculté, pudo haber sido mía, si no fuera porque alguien más me la ganó. Sentí mucha envidia en esos momentos, pero fue mi culpa, yo dije que no, cuando en realidad si quería comerla, la ultima rebanada de pizza. Aunque para mi es más fácil quedarse con hambre a tener que agarrarla ante la mirada de rechazo social de los demás, tal vez pensando: "ese muchacho no tiene vergüenza". No había nada que yo pudiera hacer y tampoco tenía ganas de hacerlo, así que lo deje pasar. Soy de carácter apacible, cauteloso cuando debo serlo y cuando no, también.

Muchas veces las personas me dicen que me busque una novia y podría, aunque todo el proceso es algo desgastante, yo me preguntó porque no mejor ella me busca a mí, sería justo que de vez en cuando una te invite al cine o a cenar, o de perdido que te invite a una borrachera con sus amigas. Yo no sería exigente y hasta podría pagar una parte, pero bueno, creo que es mucho pedir para una sociedad de mente tan cerrada o para alguien como yo. Esa y mas cosas pasaban por mi cabeza aquel día, el día que todo comenzó, hasta que llegó aquel otro día donde todo terminó.

Me encontraba en mi casa repasando el tema que vería en la escuela al día siguiente, era algo aburrido como todas las obligaciones, pero no me podía permitir reprobar aquel examen. Era, por el momento y aunque no parezca, lo más importante de toda mi vida, así que nada ni nadie me moverían de mi silla y sacarían los ojos de mi libro. Estoy en un estado de concentración total, memorizando palabras como si mi vida dependiera de ello, porque cabe aclarar, que si lo hacía. Haciendo a un lado las amenazas que recibía de mis padres, que en su mayoría se trataban de sacarme de mi casa, golpearme y desheredarme, y también ignorando la cantidad de burlas y “te lo dije” que recibiría de mis amigos; ese examen era sobretodo muy importante para mí, ya que antes me había enfrentado con el, al menos unas 3 veces y ninguna de ellas salí victorioso. Alguna vez alguien dijo “siempre se es menos inteligente de lo que se cree, pero más de lo que se acepta”, yo estoy de acuerdo con él. Y no lo digo sin razón, ya que la confianza en mí mismo solo me había llevado al fracaso, hasta ahora. Llámese mala suerte, destino, karma, estupidez, arbitrariedad, etc. Pero la cuestión es que seguía tropezando con la misma piedra, como diría aquella canción tan mala. Así que decidí dar lo mejor en esta ocasión, estaba motivado, iba a buen ritmo, las palabras eran como moscas y mi mente mermelada, fue entonces que sonó el teléfono.

-Bueno- respondí malhumorado.

-Que pasó, donde andas- era Ricky, uno de mis mejores amigos.

-Ando estudiando en mi casa, porque ¿que quieres?- dije

-Mmta, vas a empezar- dijo riendo – Ya te dije que esa madre no te lleva a nada bueno

-Es que es importante- dije serio – claro como tú no estudias, maldito bagre asqueroso.

-Pues estoy descansando un tiempito, ya luego regreso a la escuela-

-¿un tiempito?, ya llevas así 4 años, ya metete a una escuela, que vas a hacer en el futuro, cuando quieras comprar unas cervezas y no tengas ni un peso- dije tratando de motivarlo.

-Siempre preocupándote por el futuro, entiende que la vida no es un proyecto a largo plazo, por ejemplo yo soy feliz ahora y tu no, si en el futuro es al revés, entonces eso sería balance. Además diario compro un boleto de lotería, que tal si me saco el premio mayor- dijo con tranquilidad

-Que idiota, bueno tengo que colgar, estoy ocupado-

-Sale nos vemos- colgó

Dicha conversación nada productiva me había distraído de mis quehaceres y ahora debía hacer una pausa en mi estudio mientras reunía de nuevo mis poderes de concentración. Así que divagué un rato, otro rato intente lamerme el codo y luego entre a robar en una tienda, como hacía mi amigo “el chompiras”, quien solo me enseñó a robar chicles, lo cual no es delito, según él. Pasado esto, me disponía a regresar a mi cuarto, donde tenía una cita pendiente con mi amado libro, lo abrí cuidadosamente, no quería hacerle daño; dirigía mis ojos hacía sus primeras líneas y en eso sonó mi celular, maldito artefacto demoníaco, solo me trae problemas y eso que ni lo uso, me lo compró mi mamá para poder localizarme a todas horas. Contesté furioso, sin mirar el número:

-¿Y ahora que quieres?- estaba seguro que era Ricky, maldito zángano.

-nada, solo te quería invitar al cine, pero veo que estas de mal humor- era Karla, mi mejor amiga y que además me gusta

-Perdón es que creí que eras otra persona, ¿que pasó?- dije apenado

-Ya te dije, vamos al cine no seas nena- dijo retadora

-No tengo dinero hoy- era la verdad y de paso estudiaba lo que me faltaba

-Yo invito-

-Amm, es que hoy no puedo, perdón vamos a dejarlo para otro día ¿si?- En verdad quería ir.

-Nah, era hoy o nunca sale ahí te ves- colgó

Molesto, me encerré durante horas, no salía mas que para comer e ir al baño ocasionalmente, dormir era un privilegio y yo no lo merecía, aun no. Al fin llegó el día tan esperado y mientras me preguntaba si el examen sería a las 3:30 o 5 pm, decidí checarlo en internet, nada más que para estar seguro. Me fui de espaldas cuando vi que era a las 2 pm y eran nada mas y nada menos que las 2:15 pm y aun seguía en mi casa. Salí corriendo con mi ropa sucia, despeinado, zapatos sin calcetines y el olor que mis axilas emanaban no era de lo mas agradable. No me importa nada en estos momentos, solo quiero presentar el examen. Llego al salón, todos me miran, pregunto si aún puedo contestar el examen, me dicen que sí, presento, lo veo fácil, acabo antes que la mayoría y con un sentimiento de triunfo que jamás olvidare. Salí victorioso llegue a la salida y prendí un cigarro, no fumo, pero quería verme distinguido; después de todo era seguro que pasaría. Y ahora solo me quedaba una cosa mas por hacer, presumirle a Ricky que lo había logrado, le llamé y contestó él, se oía raro, como asustado.

-¿Que pasó?- dijo

-Pasé, ahora sí vamos a tomar, yo doy mi tanda- dije motivado

-No, no, no- contestó rápidamente

-¿Qué pasó nena? ¿Estás ocupada?- dije sarcástico

-No, si puedo ir a tomar pero yo voy a dar mi tanda- respondió muy serio

-A poco tienes dinero jaja-

-Es justo lo que quería decirte- fue en eso que recordé…

-A poco te sacaste la lotería, ¡no seas mamón!- grité

-No idiota, eso solo pasa en las caricaturas- respondió riendo

-Ah bueno, ya me había asustado, si tu nunca tienes dinero, vamos que yo te invito.

-No ya te dije que yo invito- insistió

-¿Con que dinero?- pregunté

-Murió mi tío- dijo

-Pobre Nacho, lo siento, que le pasó-

-Naaaa, no él, el otro el de California-

-¿El que me dijiste que era rico?- alguna vez lo mencionó

-Si ese, ¿Y que crees? Me puso en su testamento- dijo feliz

-A poco ¿y cuanto te dejó?- pregunté sorprendido- ¿1 millón? Jaja

-Casi le atinas, me dejo 3 millones-

-No seas mamón, y que harás con 3 millones de pesos.

-Jajaja es de california, son dólares ignorante- quise matarlo, el en realidad no se lo merecía para nada y puedo decir eso siendo su mejor amigo.

-Bueno pues paso por ti al rato y ya me cuentas bien que pasó- colgué

Ya no estaba tan feliz por mi examen.

La moraleja es que es bueno esforzarse por algo y mucho más si obtienes lo que buscabas, pero un milagro siempre será mejor.

¿Piensas en mí?

¿Piensas en mí? ¿Recuerdas nuestros días bajo el sol?  ¿Sientes un hoyo en el corazón?  Al ver hacia adelante ¿encuentras el principi...