martes, 1 de octubre de 2013

Carta a su señor padre.

Señor, aunque nunca he deseado cogerme a nadie más que a su hija, y no lo digo en el sentido de que no haya querido cogerme a otras tipas sino a que mi deseo era fervoroso, su hija no se va a dejar y créame que lo intentado levemente de manera constante durante varios meses; podría hacerse un símil con una línea de artillería ligera comandada por jóvenes inexpertos.
Le puedo asegurar que aun cuando yo tuviera en mi posesión el obús más poderoso del planeta, si éste fuera disparado por mí, no derrumbaría la bien construida muralla que le ha levantado.
Señor puedo asegurarle que debajo de esta columna de pelo mal alineado y barba sin cortar, se encuentra un estudiante de ingeniería reconocido por sus amigos borrachos como alguien con talento; y a pesar de que parezca, por mis ropas que no combinan o mis chancletas de plástico, que mi destino es deambular por las carreteras limpiando parabrisas, es posible que yo llegue a ser un profesionista mal pagado.
Le prometo que no mencionaré nada de su consumo de marihuana, que bien sabemos los dos que la suya no es de las mejores; puede ser que me haya ido sin despedirme de su casa, la cual habité por autoinvitación sin avisarle previamente, únicamente porque pensé que mi cara le parecía verse mejor a más de 400 kilómetros de distancia. Quiero decirle que noté que su casa es la casa del futuro de los años 90 y que su sistema acondicionador de aire central pondría a marchar a ambientalistas de conocerlo.
Es usted ya bastante mayor para tener que preocuparse de las malas decisiones de sus hijas, pero déjeme dejarlo tranquilo, su hija menor me dejara pasar y seguramente iniciará una relación con alguien mejor peinado, que no note su consumo de drogas ilegales o su más que evidente sentimiento de repugnancia hacia su esposa.
Habiendo dicho esto, tal vez usted esté más tranquilo o no, cosa que no me preocupa poco, termino mi discurso diciéndole que de haber sido otra la razón del cruce de nuestros caminos tal vez pude reducir un poco su ignorancia con respecto a su negocio, en especial con la parte de generación de concreto.
Desde una distancia razonable de usted y de su hija me despido deseándole que algún día deje de estar tan feo.

¿Piensas en mí?

¿Piensas en mí? ¿Recuerdas nuestros días bajo el sol?  ¿Sientes un hoyo en el corazón?  Al ver hacia adelante ¿encuentras el principi...