martes, 25 de diciembre de 2012

Rêve de Noël


Estábamos sentados a la orilla de una piscina muy grande, era de tarde y empezaba a oscurecer, platicábamos y se intuía algún tipo de complicidad en nuestras miradas.
-Voy a salir al rato en la noche- me dijo sin particular énfasis.
Después de un rato de estar hablando noté que tenía una cicatriz en la parte exterior de su mano, se la tomé para mirarla, en ese momento ella se dio cuenta de que yo también y me dijo “No sabía” y me dio un beso.
Eran besos simples, como de antes de los quince, besos más tiernos que pasionales. Probablemente escurrían por mi cara lágrimas de felicidad, pero la de ella sólo mostraba la misma alegría radiante de siempre.
No recuerdo su traje de baño, y si lo intento imaginar ahora probablemente vendrá a mi memoria el primero que le vi, uno blanco con doble sistema de sujeción superior. Después de besarnos como medio minuto usó la conjugación imperativa del idioma español y profirió lo  siguiente:
-          Vamos a practicar hoy en la noche-. No recuerdo haber contestado, realmente no recuerdo haber hecho sonido alguno, el estado que dominó toda mi experiencia fue una constante estupefacción.
-          ¿No te vas a poner incómodo cuando nos vean?-.  Era una pregunta rara, ahora que lo intento analizar tal vez lo veo como que ella me hacía un favor, puede que no y sólo estoy delirando.
Dormí en un hotel cerca del mar, probablemente en la costa del pacífico. La orografía del lugar presentaba varias elevaciones y las casas fueron construidas encima de ellas, vi cuatro hileras de casas o establecimientos en ascenso desde el muelle.
El camión en el que llegué surfeó entre las calles en bajada hasta llegar al hotel, lo siguiente que pasó es que concentré mi ropa en un solo punto y la tomé con mis brazos (por alguna extraña razón no tenía maleta). Salí del hotel y tomé un camión para dirigirme hacia una academia de tae kwon do, en el trayecto hacia tomar el transporte me encontré con un amigo que me dijo algo molesto, no recuerdo que fue, ni la gravedad de sus asuntos.
Al tomar el vehículo de transporte urbano, que era de un modelo antiguo muy parecido a los de películas gringas de universitarios, recuerdo no haber pagado. La carreta enorme motorizada estaba llena de gente, sin embargo, yo encontré lugar adelante y me senté.
La academia era como de cinco por seis metros, su piso era de duela, estaba pintada de negro, iluminada por barras blancas de luz y tenía un pequeño cuarto con una puerta de vidrio enorme y marcos de aluminio al fondo.
 Cuando entré me dirigí hacia una esquina donde había un Xbox y alguien de ahí me mostró el juego de Scarface y lo insertó en la bandeja del aparato, un instante después volteé y ahí estaba ella. Me acerqué y la saludé con un beso, ella lo hizo con una sonrisa.
Un niño como de seis años de cabellos rubios salió de alguna parte de la región posterior del local. Llevaba una camisa tipo Sport y corría de un lado otro, hablaba de que había vomitado y de su capacidad para “hacer popó” mientras dormía, ella hablaba con él y yo lo miraba correr y dar vueltas sobre su eje. Fuimos felices, no me queda duda, con un mirada sabía que no necesitaba más, que yacía en frente de mi lo que quería y que los mejores momentos de mi vida se acercaban.
Segundos después sonó mi teléfono:
-          Hijo no puedo entrar a internet.
-          Es que se lo apagué ayer.
-          ¿Y cómo le hago?
-          Dime que dibujos tienen las teclas de función.
-          F1 nada, F2 nada, F3 paréntesis haciéndose cada vez más grandes.
-          Aprieta ese y Fn.
-          Hijo eres todo un ingeniero, gracias y perdón por despertarte.
Unos momentos después mandé un mensaje, encendí mi computadora y me dispuse a escribir mi sueño navideño.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Azar

Que hubiera sido de mí si aquel día no hubiera ido a esa fiesta después de un día cansado, antes de irme de viaje.

Una vorágine de sucesos ocurrieron a partir de ese día, la mayoría de ellos malinterpretados, otros cuantos inventados y los restantes más trágicos de lo que en realidad fueron para ella.
Ahí estaba ella sonriendo sin razón o debido a algo que todavía no entiendo y no creo ya poder estar en posición de entender. Eran sus rizos o su delgada figura algo hipnotizante, pudieron haber treinta super modelos en esa fiesta rogando por mi atención y yo las hubiera ignorado a todas; a veces pienso que algo tiene que ver su olor en ese encanto invisible que posee.
Platicábamos acerca de trivialidades, era una plática estúpida, ondulaba entre yo menospreciando su carrera y nuestras primeras experiencias sexuales. Moría de frío y yo lo disimulaba muy mal, durante mucho tiempo estuve intentando evitar ir al baño,pero cuando fue demasiado me rendí a mis urinarias necesidades; mi falta de tino hizo que sepan los que estaban que orinaba felizmente y ella  con su sinceridad siempre ausente gritó“Ciérrale a la llave”, provocado hilaridad en todos y un gesto de condescendencia por parte de la novia de un amigo.
Es usual que se menosprecie el valor que tiene el azar en nuestras vidas, si te detienes a pensarlo casi siempre las mejores cosas pasan por casualidad. Personalmente siempre me consuela o me engaño pensando que eventualmente algo extraordinario pasará sin que yo lo provoque, alguien me invitará un kibi, en el canal de Exa estarán pasando un concierto de Arctic Monkeys (esto en realidad pasó y así fuecomo los conocí) o me encontraré 20 pesos tirados.
Siempre le pongo random a mi reproductor de música con la esperanza que encuentre algo que no conozco y me guste. Una de las razones por las que no me gusta Subways es que al llegar ahí nunca tienes sorpresas, abres la puerta, te saludan y te preguntan cada aspecto posible de la manufactura de tu sándwich, además de que te hacen pensar, difícilmente encontrarás algo que nunca hayas probado, pues siempre escogemos lo que ya ha probado su eficiencia.
Ella es constantemente cero, si tú la llegaras a conocer verías a una chica alegre que parece disfrutar un sábado contigo hasta que éste se convierte en domingo, lo más interesante es que alguien poco observador podrá pensar en algo  parecido a la exclusividad. Ella es como el mar, siempre alegre, siempre azul para todos o casi todos.
Alguna vez le dije lo que dijera Oscar Wilde: Tú quieres a todo el mundo, lo que viene a
ser como no querer a nadie. Y ella me dijo “No cierto” con voz infantil y yo le dije, pero piénsalo, y ella me dijo“No cierto”.

¿Piensas en mí?

¿Piensas en mí? ¿Recuerdas nuestros días bajo el sol?  ¿Sientes un hoyo en el corazón?  Al ver hacia adelante ¿encuentras el principi...