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viernes, 8 de junio de 2012

Aire acondicionado


Hay una clase de enigmático deseo por aquello que se desliza entre la bruma y aleja por las sombras. Algún tipo de fascinación por aquello que no se puede tener o que en el estandarte de la lejanía se mantiene perfecto, deseable y puro.

Incontables fueron esas noches en las que aquel joven suspiró por aquella ninfa de corazón de temperatura incierta.

En la sonrisa guardaba el hechizo, ofrecida a todos, existente para unos pocos. Sólo unos cuantos descubrieron la diferencia entre la sonrisa verdadera y la del encanto vaporoso, algunas víctimas de la novedad aspirarían a un futuro imposible con aparente esperanza.
No se pudieran clasificar sus ojos como especialmente privilegiados o sus formas como únicas, su cabello no ondulaba como el mar del verano ni su piel era tan suave como la espuma, algo de magia se escondía en sus tiernas mejillas o era algún hechizo el que convertía su experiencia en falsa ingenuidad.
No quisieras conocerla así como los valientes marinos que acompañaron a Odiseo encontraron su destino en los diabólicos cantos de sirenas.

Hay quien pudiera pensar que es más feliz el que nunca conoció al aire acondicionado en comparación con el que a éste una vez fue presentado y de sus bondades fue apartado.

domingo, 24 de abril de 2011

Amor Incondicional

Era sábado y ya sabía donde pasaría la tarde. No me molestaba ser rutinario, de hecho, lo disfrutaba. Hay gente que dice que si repites algo que te gusta durante determinado número de ocasiones, no te parecerá tan bueno como al principio, yo estaba en desacuerdo o al menos no había llegado hasta ese punto, y por ahora me atrevo a decir que tal vez nunca me sucederá. Me puse mi mejor camisa y mi pantalón menos roto, limpié mis zapatos y me puse doble ración de desodorante, solo por si acaso, también usé un poco de mi perfume para ocasiones especiales; y es que, después de varias semanas de visitarla cada sábado sin falta aún me seguía gustando como la primera vez.
Tomé un taxi a pesar de que estaba cerca del lugar donde la vería, la verdad es que no quería caminar por miedo a sudar, tengo que admitir que me sentía algo nervioso, como cada sábado. Llegué tan rápido que no me dio tiempo de pensar de que platicaría con ella en caso de que un silencio largo e incómodo quiera hacerse presente. Tomé unas mentas, no estaba seguro de querer besarla todavía pero tampoco podía decirle que no en caso de que ella me lo pida, después de todo ella me gustaba. Me encontraba en la entrada y no me animaba a pasar, me asomé en la puerta para buscarla y no la vi. Me entraron las dudas de siempre: ¿Será que me dijo a esta hora?, ¿Me dijo adentro o afuera?, ¿habré llegado tarde y se fue?.Mi celular estaba descompuesto así que no podía localizarla o ser localizado. Decidí entrar, pedir algo para esperarla y si ella no llegaba antes de que me termine mi cerveza, pediría la cuenta y me iría.
Olfateé mis axilas, revisé mis dientes, subí mis pantalones, metí la panza y entré. Miraba en las mesas para ver si ella ya estaba ahí, pero el lugar estaba algo oscuro así que no tenía muchas esperanzas de verla. Me senté y se me acercó el mesero y me preguntó si esperaba a alguien. Le dije que no, en caso de que ella no llegase no quería verme como un perdedor. Me trajo mi trago y comencé a beberlo muy lentamente, tardé quizá unos 20 o 25 minutos en beber un vaso y estaba a punto de retirarme cuando finalmente apareció. Vestía un atuendo bastante llamativo, así que todos la miraban fijamente cuando caminó hacia mí, un sujeto le tomó la mano cuando pasó junto a él, como invitándola a sentarse; me levanté indignado dispuesto a reclamarle, ella me vió le sonrió y le dijo algo al oído, él la soltó y asintió.
-Hola, pensé que no vendrías hoy ¿Quién es ese tipo?- Pregunté
-Te dije que aquí estaría y el tipo es un amigo, no tienes porqué enojarte- Me dijo sonriendo
-No tengo porque enojarme, no somos nada – respondí defensivamente
-Tienes razón no somos nada… pero si te enojaste, bueno ¿ya pensaste que haremos hoy?
-Pues no sé, lo que quieras.
-Tú eres el que decide siempre, jaja, por cierto que rico hueles.
-Gracias es un perfume que acabo de robar en el mercado- bromeé
-Jaja eres muy divertido, no como los demás- dijo ella y me tomó la mano
-Lo sé, además de divertido también soy muy modesto-
-Me gusta salir contigo, en verdad- dijo bajando la mirada, como apenada, algo que yo nunca había visto en ella
-Si en verdad me quieres, demuéstramelo- dije retador
-Te quiero más que a nadie, pero ni así te voy a dar descuento.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Punto de congelación

I was standing there in front of her, looking at her perfect blue eyes, her perfect smile, and doing nothing while she smiles trying to flirt with me.
El verano nos visitaba, yo era joven flaco y sin pelo, había decidido vivir mi vida sin aspiraciones después de haber aprendido a perder en 3ero o 4to de primaria cuando Tony me dijo que estaba bien no llegar entre los 3 primeros. Por eso se me hacía tan raro que al llegar, ella me viera de esa manera.
- - ¿Y qué haces por aquí?- me dijo
Por un momento no contesté, no me sentí aludido, eran contadas el número de veces en que una mujer me había hablado sin querer algo a cambio.
- ¿Es a mí?-
- Sí tonto, es a ti- me dijo sonriendo.
- Vengo a pescar aparentemente un resfriado porque de peces no he sabido nada-
- Eres divertido-
- Te sorprendería saber cuánta gente piensa lo contrario-
- ¿No quieres dormir conmigo?-
Fluidos cercanos al punto de congelación invaden mis cavidades nasales, maldita sea me quedé dormido otra vez en el trabajo.
- Y la próxima vez te descuento el día-.

martes, 21 de septiembre de 2010

Puntos de vista por Memo

Estem mmm iba caminando por la calle cuando pensé “le agarraré un seno a aquella muchacha” y luego lo hice.

―¿Qué te pasa, pinche enfermo?― y me golpeó.

Estoy seguro de que lo que pensó en realidad fue “me siento sexualmente atraída por este tipo y encuentro placentero su contacto; sin embargo, no es moral su conducta así que diré” y dijo lo que dijo

martes, 7 de septiembre de 2010

Percepción Diferente por Gallo

Esta historia tiene sus inicios una cálida mañana de domingo, después de un sábado social, que no es otra cosa más que una excusa que inventé para tomar, ya que en realidad me pasé el sábado social en mi casa viendo el futbol y tomando unas cuantas cervezas, como todos mis sábados sociales. Lo cierto es que era el último día del fin de semana y yo estaba descansando, era uno de los días mas tranquilos que había tenido en mi vida entera, o al menos desde que tengo unos 6 o 7 años, ya que no recuerdo absolutamente nada de los años anteriores, y creo que es una sabía decisión de dios (o varios dioses, no lo sé), ya que si recordara las cosas que hacía antes de los 6 años serían seguramente tan vergonzosas que no podría seguir viviendo; seguía pensando acerca de eso cuando sonó mi puerta. Era uno de mis amigos o al menos él creía eso. El en realidad era un sujeto bastante torpe socialmente, aunque siempre trataba de aparentar lo contrario. Se vestía con camisas de manga larga a cuadros metida estrictamente en el pantalón a la altura de su ombligo, se ponía chanclas con calcetines y se dejaba el escaso bigote que le salía sólo por los lados. Él media alrededor de 1.65m (estatura promedio en Yucatán) y tenía el pelo casi al ras. Hablaba algo rápido y en ocasiones tartamudeaba. Comenzó a hablar:
- Oye tú ¿que vas a hacer hoy?- preguntó inquieto y me lanzo una sonrisa un tanto rara, como si estuviera tratando de conquistarme.
- Pues no sé a lo mejor salgo con mi novia- mentira.
- No mames no sabía que tenías novia ¿Esta buena?- Preguntó al momento que guiñaba el ojo y sonreía.
- Hmm, yo digo que si esta bonita- al momento de decir esto, hice como que escuché algo y le dije: -oye me tengo que ir me estan llamando-
- Bueno entonces lo dejamos para la próxima, ya que tu no puedes le diré a unos bistecs que tengo por ahí- Dijo al mismo tiempo que me daba unas palmadas en la espalda.
- Ps para la próxima será- dije deseando que nunca llegara ese día.
Cerré la puerta y me dispuse a abrir otra lata de cerveza, la doceava del día, cuando de pronto reaccioné y me di cuenta que tenía un grave problema, era la última. Las horas caminaban una tras otra aunque no siempre a la misma velocidad y faltaba poco para que acabe ese domingo, parecía que el lunes lo apuraba a salir para poder comenzar su turno y amargar la vida de tantas y tantas personas, por fortuna no la mía, ya que, soy propietario de un consultorio. Y es que siempre me gustó la idea de ser mi propio jefe, aunque ahora me doy cuenta de que no soy más que mi propio empleado. Mis días en el trabajo no eran malos, aunque pensar que haré lo mismo por el resto mis días me deprime un poco; la verdad es que nunca tuve opción, ya que estudie esa carrera por amor (al dinero, claro está). No me arrepiento.

Unos cuantos días mas tarde me dieron ganas de salir con algunos amigos, mis viejos amigos de la escuela, así que me dispuse a contactarlos. Probé suerte con varios números de celulares que ellos me habían dado pero todos estaban fuera de servicio, siempre fueron unos vagos, no me sorprende que les hayan cancelado el servicio. Decidido a salir con ellos fui hasta casa del que había sido mi mejor amigo, llegué y toqué su puerta, me abrió el mismo y le dije:
- Que pedo, vamos a tomar dos ¿Te lanzas?- dije sin ocultar mi ánimo
- ¿Quien mas va?- preguntó
- Ps eres el primero al que le digo.
- Hmm no sé- no parecía estar muy convencido
- Dale no seas marica- dije tratando de motivarlo.
- Es que a lo mejor salgo con mi novia hoy- me dijo.
- Sale entonces a me avisas- le dije
- Si, cualquier cosa te marco.
Cerró la puerta y me reí, creo que mejor ya no voy a casa de los demás.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Imaginación

―Te juro que no miraba a tu novia― sí lo hacía.
―Además ella no me gusta.
―No, no es que esté fea, es que no es mi tipo.
―No, tampoco me creo superior, sólo es que… ―respiré hondo― haz lo que tengas que hacer.
Tres días después.
―Sí, sólo trece puntadas.
―Valió la pena, debiste verla, ella no era de la línea que manejas.
―Sí, te juro que nada más la miré.
―¿Cómo iba a saber que ese mastodonte era su novio?
―Ya lárgate, voy a dormir, jajaja no es cierto, gracias por venir.
Cuatro días.
―Hola, ¿cómo estás?, te ves muy bien, no pensé verte por aquí.
―Ah, gracias, está padre.
―Oye, ¿quieres ir a la playa mañana?
―Yo estoy sólido como una roca― intenté hacer alarde de mi potencia al pararme pero no funcionó― Tal vez no tanto.
―No, no te preocupes, no llames a nadie, suele pasar, ahorita se cierra.
―No, de verdad, mira, ya paró.
―Ven, siéntate junto al fuego.
―Si no soy el fuego, ¿por qué me amas?
―Mmm, deja a ese estúpido, el otro día lo vi con Karina muy arrimadito.
―No lo digo para hacerte molestar, es la neta.
―Está bien, pero ¿vienes mañana?
―¿No estás molesta, verdad?
―Gracias, mm... ya te fuiste.
Quinto día.
―Sí, sí me tratan bien.
―No, ya deja eso.
―Por eso no les dije.
―¿Me puede traer un refresco?
―Sí, dile a la tía Maru que gracias.
―Aquí los espero.
―Enfermera, estoy indispuesto, no deje pasar a nadie.
Sexto día
―Sí, fueron aburridos esos días encerrado.
―¿Y qué hiciste después de que me fui?- me preguntó ella.
―Usé mi imaginación.

¿Piensas en mí?

¿Piensas en mí? ¿Recuerdas nuestros días bajo el sol?  ¿Sientes un hoyo en el corazón?  Al ver hacia adelante ¿encuentras el principi...