lunes, 18 de noviembre de 2013

Amor prohibido


Desde que te conocí, supe que nunca nada volvería a ser igual. No creía en el amor a primera vista pero todo cambió cuando apareciste en mi vida; aunque en algún momento llegué a pensar que no éramos  el uno para el otro, conforme te fui conociendo más y más, mi amor creció rápidamente, como un incendio que pronto había consumido mi interior. Al principio tuvimos problemas, es normal, éramos jóvenes y cada quien tenía sus fallos, pero ahora con el paso de los años te has vuelto perfecta para mí y cuando estoy cerca de ti, mi corazón palpita más rápido, mis manos sudan, mis pupilas se dilatan y siento una felicidad indescriptible. El tiempo contigo pasa volando y sin ti los segundos son infinitos. Pero ahora no estás conmigo.
Aquel domingo me desperté temprano y fui corriendo a comprar mi torta de cochinita, estaba cansado de tener que comer lechón porque llegaba demasiado tarde pero esta vez fui precavido y puse tres alarmas. Valió la pena, ya que cuando llegué me tocó la parte más tiernita y grasosa del cochino, el francés estaba doradito y con la tapa mojada, era casi irreal. Súbitamente recordé que estaba a punto de comenzar mi caricatura favorita así que la pedí para llevar y me regresé corriendo para que no se enfríe. Llegué a mi casa y encendí el televisor y con mi torta aún en la mano me tiré en el sofá para empezar a comerla. Todavía tenía una sonrisa de oreja a oreja cuando me di cuenta que había olvidado pedirla con chilito y que por el horario de verano el reloj se debería haber adelantado, por lo tanto, en la tele solo estaban pasando los créditos de mi caricatura que acababa de terminar. Eso fue más que suficiente para arruinarme el día entero, ya resignado y sin nada que perder, procedí a cambiarle de canal para tratar de sintonizar algo que haga un poquita más amena la desdicha que sentía por ser siempre tan descuidado. Increíble que en 6 canales lo más emocionante que encontré fue un programa que consistía en transmitir una banda local tocando música tropical mientras una multitud de mestizas bailaban alegremente con sus parejas en estado etílico. La verdad lo disfruté mucho y no me arrepiento de nada.
La seguía extrañando.
Me levanté del sofá y pasé frente al espejo, mirándolo de reojo cual mamey en un gimnasio, pero lo que vi me impresionó profundamente, únicamente atiné a murmurar “ay cabrón” y en un fallido intento por reducir mi disonancia le di media vuelta al espejo para que nunca vuelva a lastimar a nadie más. El daño estaba hecho, así que por los siguientes 3 meses y hasta que mi trasero y parte importante de mi sistema reproductivo se encontraban al borde del colapso tuve como mejor amiga a mi bicicleta estática, pero eso es algo que no es relevante en este momento, tal vez lo sea cuando intente procrear, pero por ahora no. Nunca vi resultados. Tal vez fue por el hecho de que mi mamá le ponía en secreto doble mayonesa a mis sándwiches para mantenerme “fuertecito” o porqué únicamente me movía de mi sofá para cambiar de colchón, nunca lo sabré a ciencia cierta.
Me pregunto cuándo estaremos juntos de nuevo.
Más tarde, ese mismo día, un amigo pasó por mi casa con su balón, al verme dijo que estaba yendo a la canchita que estaba a la vuelta de nuestra casa, porque se había armado la reta:
-Tráete tus guantes- dijo
-Nel, a mí siempre me ponen a porterear, están desperdiciando mi talento- respondí
-Es que la neta en la portería la armas chido- dijo tratando de convencerme, al principio no le creí mucho, sabía que en realidad no era tan bueno, pero caí frente a su ingeniosa táctica.
Fuimos y al llegar vi que habían ido equipos de otras colonias, se encontraban sentados esperando turno para jugar en nuestra cancha, cosa que me causo enojo debido a mi naturaleza xenofóbica, así que traté de intimidarlos diciendo: “El que pierda paga los chescos”. La estrategia dio resultados en un principio, vi a varios alejarse en sus bicicletas, pero solo para descubrir que volverían con refuerzos y dinero. Después de lo que fue una legendaria batalla que será recordada por siglos en los anales de la historia, fuimos derrotados y tuve que pagar la parte de todo mi equipo por bocón.
Pronto volveré a ti, lo sé.
Al regresar a mi casa cansado y derrotado, puse en el estéreo mi cassette favorito, porque soy de la vieja escuela y porque no me alcanzaba para el cd, me metí a bañar olvidando calentar mi cubito de agua. Al salir encendí mi computadora y traté de conectarme a internet  pero no lo logré, jugué dos partidas de buscaminas y lo reintenté, de nuevo nada.
-Mamá, mi hermana lleva horas en el teléfono, ya me harté, la voy a desconectar- Tomé el cable telefónico y lo desconecte de la línea para colocarlo en la computadora. Escuché la hermosa melodía que establecía la conexión de la red.

Lo logré, estamos juntos de nuevo, aunque sea por un instante.

Amor prohibido murmuran por las calles...

¿Piensas en mí?

¿Piensas en mí? ¿Recuerdas nuestros días bajo el sol?  ¿Sientes un hoyo en el corazón?  Al ver hacia adelante ¿encuentras el principi...