Todo empezó un día
antes, un poco después del intermedio meridiano, el teléfono sonó una o tres
veces:
-
¿Memo?
-
¿Qué
pasó abuelito?
-
¿Qué
haces Memo?- dijo en tono animado
-
Nada
abuelito- en realidad llevaba más de 5 horas intentando estudiar para mi examen
de admisión a la maestría sin nada de frutos.
-
¿Puedes
acompañarme a sacar mi licencia en Altabrisa donde dicen que es rápido?
-
Sí
-
Ta
bueno Memo- Las conversaciones telefónicas con mi abuelo nunca duraban mucho y
sólo daban lugar a la exposición de una idea, terminada la presentación de ésta
la conversación se terminaba abruptamente por su teléfono que se colgaba, en
algunas ocasiones sin despedida.
Diez minutos después
me habló para rectificar la hora, que debía ser “como a las ocho” y el lugar
que en vez de Altabrisa es el siglo XXI.
Al día siguiente me
desperté a las 7:20 cuando puse mi alarma a las 7:30, nunca me ha servido la
alarma de manera efectiva, siempre o me levanto antes o no la escucho. El caso
es que al levantarme me puse a ver los minutos finales The house beyond the
pines con nuestro amado Ryan Gosling, el cual parece sólo poder decir dos
párrafos de libreto por película, dadas las ocho sonó mi teléfono; mi abuelo
habla a la hora que uno debería estar en su casa y luego cada cinco minutos
para saber si ya saliste o si se tiene que ir, supe que debía apurarme e
ignorar sus siguientes llamadas.
A tres kilómetros de
distancia de su casa contesté el teléfono y le dije que abren a las nueve,
aunque terminó siendo o que abren a las ocho o que abren muy puntuales porque
al llegar el lugar estaba completamente operacional, al estacionar mi coche en
su puerta gritó que ya se iba y emprendimos el camino.
Mi coche había
funcionado casi completamente bien hasta que dijo “¿Ya afinaste tu coche?,
corcovea un poco y no lo debería hacer, este cochecito nunca me ha dejado mal,
yo siempre lo tenía a punto y jamás le puse Nova sólo Premium, además este
cochecito te avisa…”. Así se la pasó hasta que al llegar al punto en que tenía
que meter quinta el coche empezó a agacharse, lo noté pero no dije nada, poco
tiempo antes me gritó “Cuidado” porque una camioneta de redilas se aproximó
ligeramente a mí, “Esos hijueputas no saben manejar”.
A un kilómetro de
llegar se le prendieron todas las luces posibles al carro y dejó de moverse,
“Ves te lo dije, es la afinación, las bujías no están mandando bien la
corriente, es eléctrico…”. Llegamos después de que se detuvo dos veces y
entramos al recinto, el lugar tiene unas puertas altas de cristal y altas
paredes, es un centro de convenciones que de la entrada a la izquierda tiene un
módulo de la policía.
-
¿Señor
trajo su comprobante de domicilio y credencial de elector?
-
Sí,
traje copias.
-
No,
necesitamos originales.
La señora era una
típica fea detrás de mostrador con voz chillona y dos kilos de maquillaje, mi
abuelo suspiró exasperado, no escuché muy bien qué respondió, probablemente
sólo levantó la voz, mientras él resolvía lo que iba a hacer yo hablaba para
preguntar cómo proceder con respecto a mi coche, me aconsejaron no arrancarlo y
esperar a la grúa del seguro.
-
¿Cuánto
va a tardar la grúa?, mejor buscamos un taller por aquí Memo, ¡Cómo chingados
se me olvidó traer mi credencial de elector!, ayer la saqué y la dejé a mano,
¡cómo me encabronan estos pinches trámites!, sobre todo los de la policía,
¡todo lo hacen para joder!- mientras me decía esto caminábamos al carro y supe
que no podría esperar a la grúa, era arrancar el carro y movernos, no había
otra opción posible.
-
Una
vez me lo hizo, pero lo arranqué y lo llevé a que le dieran su buena afinada, y
bam como seda- esperando como niño que espera la llegada de Santa Clos, metí la
llave y milagrosamente arrancó.
Después de
equivocarme dos veces de taller y 32 insultos más en el camino, entre los
cuales estuvo incluido una crítica a la secretaría de comunicación y
transportes por permitir que el puente de una salida del periférico tardara
tanto en construirse llegué al taller adecuado, mi madre me fue a buscar
asustada de que mi abuelo no pudiera retardar quince minutos la planeación de
su día. Llegamos a su casa y quedamos en que me pasaría a buscar al día
siguiente a las ocho en su carro para terminar su trámite, esta vez sí llevaría
sus documentos originales.
Desperté diez minutos
antes de las siete del día siguiente, me dispuse a hacer mis necesidades
fisiológicas, pasados unos minutos después de las ocho empecé a oír gritos con
mi nombre, grité para hacer saber que había recibido el mensaje; pero aunque
estoy seguro de que mi abuelo me oyó, siguió gritando hasta que hube salido.
-
Memo
¿Por qué está el coche aquí afuera?, ve cómo ya está, mételo.
-
Sí,
es que mi mamá metió su camioneta- suelo dejar mi coche en el estacionamiento
de la casa abandonada de en frente, sin embargo, un día anterior mi madre había
metido su camioneta en él y yo fui muy flojo como para meterlo en nuestro
estacionamiento – ahora vuelvo, voy por mis llaves.
Entré, me puse la
primera camiseta polo amarilla de rayas que encontré y salí de nuevo, me
disponía a pedirle las llaves para arrancar su carro cuando me dijo “Mete el
coche”; con el mismo impulso di una media vuelta, regresé a mi casa por las
llaves de mi coche y lo metí en la casa abandonada.
Al ir avanzando por
la ciudad cuestionó mi elección del camino, del carril, la velocidad y comentó
el sonido de una banda de su carro “Lo único que tiene este cochecito es el
sonido de la banda, dijo tu tío Mario que es muy difícil de alcanzar”, le
contesté que debería ver a un mecánico que sí pudiera con el trabajo y aunque
se ofendió un poco, estuvo de acuerdo.
“Ya fuimos a circo
Atayde con tu prima Michelle, ¿tú te subes a eso juegos?” al ver que mi
respuesta fue negativa dijo que sólo mi tía loca se sube, que son puras
chingaderas, que qué clase de mantenimiento le van a dar a las máquinas si
siempre están en movimiento, etc., etc.
Llegamos temprano de
nuevo, confiado de que el trámite estaba a punto de morir me relajé, llevábamos
todos los documentos mencionados en la guía, era imposible fallar.
-
Señor
me permite su licencia.
-
Sí,
aquí tiene.
-
A
ver, y ¿su credencial de elector?
-
Aquí
está- temblando de impaciencia mi abuelo sacó su identificación.
-
Mmm,
es usted Guillén o Guillem.
-
Guillén,
¡cómo dice la tarjeta!- mi abuelo estaba casi totalmente exasperado.
-
No
podemos seguir con su trámite, tiene que traer un acta de nacimiento para
corroborar los dator- en ese momento intervine.
-
¿Por
qué no nos lo dijiste ayer?
-
Ayer
yo no los atendí- realmente no estoy de seguro de que ella nos atendió, sólo le
dije eso para meter presión e intentarla hacer ceder.
-
Sí,
sí nos atendiste y no nos dijiste nada.
-
Ni
yo, ni ninguna de mis amigas les va a permitir seguir con el trámite si no trae
un acta de nacimiento.
Mi abuelo
increíblemente molesto caminó conmigo hacia la salida mientras yo le explicaba
que prácticamente en frente podríamos obtener una. Llegamos a la plaza que está
cerca del centro de convenciones, nos dirigimos hacia la entrada más cercana al
módulo segundos después de tocar la puerta de cristal el guardia nos dijo que
hasta las diez abren, mi abuelo estaba cerca de cambiar de color, lanzando
improperios me dijo que lo llevara a su casa a buscar el acta, la cual está a
treinta minutos de ese lugar.
Caminó al coche, le
dije que no valía la pena dar un viaje tan grande, podríamos comer en lo que
daba la hora, aceptó y entramos caminando a más de 5 kilómetros por hora al
restaurante; nos pasamos, llegamos a la sección de revistas, regresamos y nos
sentamos a comer del buffet.
Durante la media hora
que comimos tranquilos habló mal de los gringos, dijo que estaban haciéndolo todo
mal y que cuando se dieran cuenta ya se los habría cargado la chingada; me
instó a ir antes de que se formara la cola, le aconsejé esperar, ignoró mi
consejo y dijo “Llámale a tu abuela y dile que vaya a buscar a esa chiquita”.
Veinte minutos antes
de la apertura de la plaza yacíamos en frente de la entrada nuevamente, después
de cinco minutos de espera le preguntó al señor que estaba a un lado si éste
usaría el módulo, al recibir una afirmación le propuso empezar a hacer cola, mi
abuelo hizo cola quince minutos antes de abierta la plaza para usar el módulo.
Cuando por fin nos tocó, dio su nombre, el muchacho lo escribió mal, lo hizo
rectificar, lo hice rectificar, lo hicimos rectificar, ninguno de nuestros
intentos hizo que la máquina lo encontrara en su base de datos.
Saliendo me dijo
“Llámale a tu abuela y dile que retire a mis alumnos”. Nos dirigimos a su casa,
volvió a criticar a dos o tres automovilistas y al puente, señaló lo tan
improbable que era que todas esas cosas le pasaran a él, mencionó la incompetencia
de la policía y que sólo ese trámite es así, que siempre le pasa.
Revisó todos sus
papeles, sólo encontró una copia, en nuestro camino a la salida dijo “Lucy
retira mis alumnos, está bien enredada está chingada madre”. Llegamos a otro
módulo de pagos del estado, lugar donde prácticamente me juró que ya había
sacado un acta previamente, antes de que me estacionara se bajó para ganar
tiempo.
Cuando llegué había
una fila de veinte personas antes de nosotros, el señor antes de nosotros
comentó que cada veinte minutos avanzaba la cola una persona. Cuando faltaban
seis o siete personas la máquina se trabó, sólo funcionaría para pagos de
impuestos, obviamente nadie la necesitaba para eso; mi abuelo intercambió
algunas palabras con la encargada, después de no lograr nada seguimos
esperando.
Me pareció ver a la
novia de un examigo, pasé treinta minutos intentando recibir confirmación, al
recibir una negativa me puse a jugar candy crush. Una hora veinte tardamos en
llegar a la caja para confirmar que el nombre de mi abuelo no estaba en el
sistema, de modo que tuvimos que dirigirnos al registro civil.
Subimos al carro y mi
abuelo insistió en apurar la salida a pesar de que habían dos carros
bloqueándonos, intentó que me fuera en sentido contrario y estuvo en desacuerdo
con la calle que tomé. Al llegar al centro me habló de una calle que se había
construido en los setenta, era una calle de concreto hidráulico, de buena
calidad, no como las que se construyen ahora, si todos los gobiernos hicieran
la mitad de las carreteras con ese material durarían más, pero claro se les
acabaría su mínita de oro, según sus palabras.
Cuando llegamos al
estacionamiento la señora que llegó antes de nosotros quiso facturar su
estancia, reímos un poco. Misma dinámica yo veo el contexto previo, que en esta
ocasión consistió en llenar un formulario y pagar por su acta de nacimiento,
mientras él hacía cola; cuando llegué a la fila una señora me dijo que estaban
a punto de quitarlo por no haber pagado, mi abuelo la miró con ojos asesinos.
La encargada de
expedir el acta de nacimiento dijo que el acta no podía ser impresa porque el
nombre no estaba escrito de manera correcta, teníamos que esperar a la
coordinadora, la cual por supuesto no se encontraba. Esperamos, una señora
pidió un acta para su hijo Sansón y un señor fue por tres actas de defunción o
nacimiento de personas muertas o nacidas hace cien años, cuando la coordinadora
tomó el acta, tomó los papeles de 4 personas más y partió.
Al volver le murmuró
a la cajera "El nombre está bien, así se llama su padre no es Acisdo es
Acisclo", los datos fueron cambiado y al fin el problema del acta se
terminó. De regreso al estacionamiento le comenté el precio de la licencia de
cinco años y cayó en cuenta de que no comentaba con suficiente dinero para
pagarla, hacían falta poco menos de doscientos pesos, sugirió regresar a su
casa, sugerí regresar a la mía, fuimos a la mía.
Mis perras le
ladraron desde que llegamos hasta que nos fuimos a pesar de que lo conocen
desde que las tenemos. Regresamos a la policía la cual está a otra media hora,
al llegar al centro de convenciones ya llevábamos seis horas intentando
conseguir su licencia de conductor, sacamos copias de requerimientos
insospechados y otra del acta de nacimiento porque no correspondía a la
original que llevábamos a pesar de tener los mismos datos.
Todas las personas
que nos atendieron fueron mujeres, la mayoría malhumoradas, pero la última
revisora es especialmente fea y desagradable, preguntó cuatro veces por datos
que tenía en sus manos y cuando por fin llegó la parte de las correcciones no
estuvo dispuesta a cambiar el dato porque eso no salía en la licencia, ¿y sí
ese dato no sale en la maldita licencia, por qué chingados lo preguntan?
Tocó el turno del
examen médico, el cual consistió en un interrogatorio y un examen de la vista
en el cual detectaron que tiene debilidad visual en el ojo derecho por lo que
cambiaron su licencia por una de tres años.
-
Abuelito,
al señor que iba antes de nosotros le dijo el otro que atendía que con
cualquier otro documento se podía verificar el nombre de la licencia.
-
¿Ah
sí?, ahorita que lleguemos vamos a comer pavo, ¿te gusta el pavo?-Intenté
recorrer el camino a su casa lo más rápido posible, me recordó los baches que
tenía que evitar y las calles en las que tenía que doblar por veinteava vez.
Mi abuelo crio una
familia de cuatro, fue maestro de primaria, maestro de secundaria, director,
inspector, administrador de un rancho, presidente municipal y lo mandaron a
Coahuila en sus veintes. Actualmente dos de sus hijas habían vuelto a vivir con
él, una con una hija, aun cuando todos sus hijos obtuvieron una casa reglada
por él.
Por la vida que llevó
y lleva, según yo, tiene derecho de quejarse de todo lo que se ocurra, tiene
derecho a quejarse de todo lo que la sociedad o su familia directa no le
recriminaría, a pesar de no tener argumentos válidos, mi abuelo es la mejor
persona que he conocido y conoceré.
-
¿Oye
Memo que te dijo el de la policía?
-
No
me lo dijo a mí, se lo dijo a un señor, era posible rectificar el problema del
nombre del nombre con comprobante de domicilio.
-
Esos
hijueputas, te lo dije, los de la policía siempre buscan cómo joderte, siempre
me lo hacen, la anterior vez fue lo mismo...
2 comentarios:
Cuando la realidad supera a la ficción jajaja
Relato de historia de Terror!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!.com
jajajajajajajaja
y luego me preguntan porque eres nerviosa mamá??????????
Publicar un comentario