miércoles, 2 de julio de 2014

NO ERA PENAL

Nunca antes había sufrido tanto por algo tan insignificante, tan certero y predecible como la muerte misma, claro que sabía cómo acabaría todo, es decir, no soy lo suficientemente estúpido para ignorar las señales que apuntan a un fracaso inminente y aun así, duele muchísimo. Siempre he intentado ser cerebral, tomar decisiones con calma y reflexionar las consecuencias de mis actos, pero cuando actúas escuchando al corazón no pasan otras cosas más que tragedias que ni el mismísimo Sófocles en sus noches más inspiradas hubiese siquiera imaginado. Y es que mi sentimiento lo comparte toda una nación llena de gente crédula y soñadora con la que no me siento ni mínimamente identificado, pero que curiosamente en días como hoy me inspira con su positivismo y ganas de seguir adelante.
Irle a México en tiempos de mundial es no solo masoquista, sino incongruente, ya que los resultados obtenidos hasta ahora por nuestra selección dan lástima de pies a cabeza. Cuando piensas en futbol no puedes más que imaginar a potencias como Argentina, Brasil, Alemania, Italia y más recientemente España, que no se cansan de demostrar su hegemonía ante el que sea que se les ponga enfrente, pero resulta inconcebible que haya países como Corea del Norte, Hungría, Turquía o Ghana hayan llegado más lejos que México en un mundial ¡En Ghana hay como 100 habitantes y al menos la mitad de ellos está muriendo de desnutrición carajo! ¿Cómo puede ser posible dios mío?  Obviamente no tengo respuesta para esa pregunta, pero tengo algunas teorías que he logrado deducir durante mi aislamiento causado por la amargura de esta injusticia.
La primera es que simplemente tenemos mala suerte y el que diga que no, con el respeto que se merece, que se vaya a la chingada y se lleve su opinión de tres pesos de aquí ¿Acaso no tendrá nada que ver con la suerte que nos toque en el grupo del anfitrión que además es el equipo más ganador en la historia del futbol? ¡Pero por supuesto que sí! Es una maldita calamidad, desde ahí empezamos mal. Claro que en el mismo grupo estaba Croacia, aparentemente no tan sólido en el papel, pero cabe aclarar que ellos no fueron el último equipo en calificar al mundial, ellos no estuvieron debajo de Honduras en la eliminatoria ¡maldita sea, es Honduras! Croacia no tuvo que jugar repechaje en la tierra del señor de los anillos, fuimos nosotros y se supone que deberíamos haber perdido contra ellos que tienen jugadores en el Bayern Munich, Real Madrid y Barcelona, por dios, nuestro mejor delantero ni siquiera se dignó a jugar para su país y se limitó a enviar buena vibra por Twitter. Habiendo dejado muy en claro que tuvimos mala suerte en nuestro grupo, los conocedores también estábamos tranquilos porque sabíamos que la fase de grupos no era la del problema, hemos calificado en 6 mundiales consecutivos a la siguiente ronda, así que si nos ponían con España, muy bien ¿Con Alemania? Échennoslos ¿Con Argentina, Italia o Francia? ¡Nos la pelan! En la fase de grupos somos inmortales, legendarios, épicos y respetados. El verdadero problema entonces, fue el grupo que nos pusieron a lado, porque cuando avanzamos a octavos de final, equipos tan limitados como Estados Unidos nos hacen sudar y llorar sangre, ese país donde al futbol le llaman soccer y al que históricamente teníamos de hijos (únicamente en el futbol por supuesto) nos mandó al mismísimo averno unos años antes. Entonces si con Estados Unidos no pudimos, como putas madres quieren que podamos con Holanda, potencia mundial, tierra donde abundan cracks y leyendas, donde uno solo de sus jugadores vale más que toda nuestra selección con todo y técnico, utileros y masajistas incluidos ¿Cómo? Lo increíble de esto es que a pesar de que llegamos dando lástima al mundial, de que nuestro mejor delantero nos traicionó peor que Judas, de que Montes decidió romperse la pierna chocando contra una montaña de chocolate en un amistoso y de que tenemos al Maza en la defensa central, a pesar de esto y mucho más, jugamos, ganamos, avanzamos y convencimos en la primera ronda y posteriormente, en los octavos jugamos un partido como los mismísimos dioses, digno de ser narrado por siglos, hacerlo canción y sustituir el himno nacional por esa canción, pero ese mismo partido que es el mejor que ha dado la selección mexicana y que probablemente sea uno de los mejores que vean estos ojitos que se han de comer los gusanos, ese maldito cuarto juego, de nuevo lo perdimos y yo ya no entiendo nada del futbol ni de la justicia.
 El primer partido de México en el mundial lo vi en el auditorio de mi escuela, muy emocionante y todo pero no era lo mismo sin cervezas y mis clásicas mentadotas de madre a diestra y siniestra y a todo pulmón. El segundo partido lo vi en un bar en compañía de algunos de mis mejores amigos y a pesar de que terminó empatado, fue un partido en donde se restauraban nuestras esperanzas que habían sido rotas cuatro años atrás, fue el juego que nos hizo soñar a todos de nuevo. El tercer encuentro, me junté de nuevo con los mismos amigos para seguir con la cábala y la racha ganadora: misión cumplida. Entonces nos pusimos a esperar aquel domingo decisivo, con el aire más optimista que se pueda esperar de un aficionado, nuestra mente decía que ganaba Holanda y nuestro corazón que ganaba México. Nos pusimos todos de acuerdo y siguiendo con la misma táctica que había utilizado el Piojo Herrera, decidimos repetir nuestra alineación, fue entonces cuando se encendieron las alarmas y los focos rojos, uno de nosotros no podría ir el domingo a ver el partido y tuvimos que sustituirlo de último momento, ese fue el principio del fin, no fue cuando Holanda anotó el primer gol, ni cuando se añadieron 6 minutos de prórroga, fue cuando nuestro pendejo amigo no pudo ir a verlo tal como lo habíamos estado haciendo durante la primera ronda. México nos necesitaba y le fallamos.
Sintonizamos el partido por TV Azteca, tal como habíamos hecho en los partidos anteriores pero teníamos problemas técnicos con la antena y no pudimos ver claramente los primeros dos minutos del partido, los dos minutos más estresantes de mi vida; decidimos cambiar la antena por una fabricada en los 80s o antes y funcionó a la perfección, ya no hacen las cosas como antes. Durante este partido todos estábamos en silencio absoluto, que se rompía de vez en cuando al abrir una cerveza o comer una tostada, pero fuera de eso nadie hacía ningún comentario respecto al partido, ni despegábamos los ojos de la pantalla por un solo segundo, hasta parpadear estaba prohibido. Poco a poco liberamos un poco la tensión y comenzamos a hacer algunos comentarios acerca de Giovani dos Santos, ninguno de nosotros creía en él, siendo yo su principal detractor, quería al Chicharito, quería a Cuauhtémoc o hasta al Bofo, no importaba quién siempre y cuando banqueen a Gio. Terminó el primer tiempo y nuestro suministro de tostadas escaseó, por supuesto nadie quería ir al Oxxo por más, era una locura pensarlo, que tal si en el camino chocábamos o algo así y nos perdíamos el segundo tiempo. Al final uno de nosotros cedió pero lo hizo demasiado tarde, quedaban menos de 5 minutos para que comience la segunda mitad, de ninguna manera iba a lograrlo a tiempo pero la presión de su novia fue más poderosa. Comenzó el segundo tiempo y a los dos minutos, quien más sino el mismísimo Gio llegaba a callarnos, a ponernos en nuestro lugar, a decirnos que siempre habíamos estado tan equivocados y que no merecemos la vida misma ¡Golazo! ¡Carajo fue un puto golazo! todavía lloro cuando lo recuerdo, aunque en ese momento nuestra celebración fue muy moderada porque sabíamos que después de esto, se avecinaba una tormenta naranja mientras navegábamos en nuestra lancha verde en medio del océano. Tres minutos después del gol, llegó nuestro compañero del Oxxo gritando y celebrando, pobre, se lo había perdido en vivo. Me puse tan nervioso que me dio ganas de orinar al minuto 50, pero ni madres, iba a esperar hasta el intermedio de rehidratación del minuto 70 para levantarme y así fue. De repente escuchamos al comentarista decir que México estaba clasificando justamente a la siguiente ronda ¿Es en serio Martinoli? ¿Es neta que estás diciendo esto? ¿Cómo se te ocurre maldito bastardo comenzar a echar la sal tan pronto, como diablos puedes decir que Holanda ya se estaba convirtiendo en una naranja podrida? ¡Todo es tu culpa desgraciado, te odio mucho cabrón sinvergüenza, estás lastimando a tu patria, a tu tierra, echando tu mortífera sal de esa manera! Y aun así, México seguía ganando, controlando, como un gigante, no se veía ni por donde pudiera ser vulnerado y entonces surgió en mi mente una idea, un pensamiento que vino de la nada y era una semilla, pero conforme pasaban los minutos creció más y más hasta que se volvió algo serio, imposible de ignorar: “No mames, México puede ser CAMPEÓN DEL MUNDO”. Al minuto 85 me puse a analizar el siguiente cruce que sería Costa Rica o Grecia y de nuevo “No mames, nunca imaginé que esto pudiera estar pasando”. Acto seguido sacudí mi cabeza para reaccionar y me la golpeé con el puño dos veces, “pendejo no lo sales” me dije a mí mismo.


Al minuto 87 todos sabemos que pasó y no hablaré de eso, mucho menos de la infamia del minuto 92 y después de haber finalizado el partido, incredulidad, tristeza total, pude ver los rostros desencajados de todo el mundo, fui al baño, lloré un poquito en silencio, comimos rápidamente y nos despedimos. Todo había terminado. En resumen jugar así y perder fue lo PEOR que nos pudo haber pasado, pero luego pienso ¿Qué hubiera pasado si perdíamos contra Costa Rica? Y me respondo: eso si hubiera estado feo.


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