lunes, 28 de julio de 2014

El plan.

-Es un tarde aireada Johanna- le dije aunque nunca la llamaba por su segundo nombre.
Desde hace más de 6 años había querido oler su pelo, contar sus pecas o jugar con sus manos.  La única vez que hablamos me dijo que hacía lo que hacía en el consejo para ir gratis a las fiestas, no recuerdo qué le contesté, pero debe haber sido alguna incoherencia que se escapó de mi cerebro aturdido por sus piernas.
Si intentara describirla, iniciaría con su sonrisa, tierna, cautivadora y aparentemente honesta e incluso, en algunas ocasiones, explosiva. Está más allá de mi capacidad de elegir la posibilidad de olvidar aquella tarde que la vi cuando yo volvía de visitar una reserva natural para una tarea, la cual consistió en su totalidad en grabarnos caminando por la arena, ella estaba vestida de media pierna hasta arriba de un vestido color fucsia.
Mientras caminaba por las calles del centro de mi ciudad natal con tres amigos, dos de los cuales ya no tengo idea de qué fue de ellos, observaba a la gente a mi alrededor, probablemente la mayoría era como máximo de clase media. Eran como las cinco de la tarde y el fin de semana danzaba alegremente recordando su corta duración; ya que no habíamos comido nada en todo el día sugerí ir a comer tostadas con carne al pastor y aguacate en un lugar sobrevalorado para el punto geográfico donde me encontraba, ahora que vivo a más de 2000 km de distancia lo extraño como quien ha perdido una estrella. En aquel momento solo había uno de esos establecimiento en el primer cuadro de la ciudad, posteriormente venderían el lugar donde una amiga compró su primera cámara olympus de 4 megapixeles con auto foco que vino con la promoción de poder imprimir 100 fotos mensuales durante un año para construir una segunda franquicia la cual tiene ahora un giro comercial distinto apuntando a un sector turístico de mayor poder adquisitivo.
Para llegar al establecimiento original de carne al pastor teníamos que caminar tal vez un kilómetro, no recuerdo bien el inicio del camino, pero tal vez pasamos por el monumento a la madre, que consiste en una estatua de una señora cargando a un infante la cual alrededor tiene una media luna de más o menos 4 metros de diámetro con pilares de concreto y vigas de madera de amplia sección en la parte superior, a un lado tiene una iglesia de la época de la conquista y un teatro y como a 200 metros el edificio central de la máxima casa de estudios de Yucatán.
Estoy seguro de que caminamos por la plaza grande, la cual tiene los edificios del gobierno, un banco y una catedral, la cual algunos dicen que es la primera hecha en América. La plaza grande es un sitio de unos 10000 metros cuadrados rodeado de árboles que en el centro tiene el asta de la bandera, según el horario es posible ver toda clase de gente, al mediodía hay niños entre 12 y 15 años aprendiendo a besarse, como a las 6 empiezan a llegar los semi hippies y payasos a vender droga y pulseras y sí ya son las 10 y es sábado puedes encontrar gente que encuentra agradable en un plano de afiliación muy cercana a los individuos de su propio sexo, gran parte de mi juventud la pasé esperando a alguien en tan popular lugar.
Después de la catedral estaba la zapatería Canadá, que desapareció y con ella la posibilidad de comprar tennis Panam de 60 pesos, ahora venden unos muy parecidos marca Player que tienen la misma forma, pero un verdadero amante de aquéllos jamás se conformaría. Un poco después hay un pasillo que cruza por en medio de una manzana por el cual sólo pueden pasar peatones, usualmente olía mal, no lo voy a describir porque no es necesario cruzarlo para llegar a comer tacos sobrevalorados.
Al llegar al final de esa esquina se encuentra una tienda que vende de todo, tarjetas conmemorativas, discos de música popular, ropa pasada de moda y arriba caballeros del zodiaco, esta tienda se llama Del Astro Rey. Debiera tener como política usual tener edecanes promocionándola, pero sólo recuerdo el grupo del cual era parte ella, no recuerdo que tuvieran micrófono o un producto en específico para hacer alusión, durante el pequeño lapso de tiempo que pude ver su espectáculo noté que su quéhacer dependía de su humor.
Si les daban ganas de bailar ritmos latinos lo hacían, si no se mantenían paradas sonriendo y saludando, justamente en el momento en que llegamos al final de la calle se les ocurrió hacer un baile que incluía movimientos muy interesantes para cualquier espécimen del sexo masculino que gozará de un gusto estándar por las formas. Al contorsionarse y desplazarse en la zona a la que había sido asignada con sus dos amigas se reía sin inhibiciones.
No estoy seguro de haberla saludado, puede que ella nos vio y por eso pasó lo que pasó, no lo sé y ya nunca lo sabré, el caso es que al notarse observada emitió una de sus características carcajadas y profirió la tan socorrida frase utilizada por las jóvenes entre 12 y 23 años "qué oso", paralizado sin saber que hacer tal vez le hice la mano y apresuré el paso cuando la lógica me diría después, que al menos debí haber cruzado la calle para decirle hola.
 He planeado más de 7 veces cómo sería mi aproximación para invitarla a ir al mar, el cual tanto extraño, es más ya sé exactamente todo lo que tendría que pasar. La media hora de camino me contaría que tipo de pasta le gusta y su posición acerca de la caza del atún en México, luego al llegar al malecón los lugares de estacionamiento cercanos iban a estar ocupados de manera que nos íbamos a tener que ir hasta la segunda línea, situación que iba a aprovechar para hacer bromas acerca de que no me sé estacionar, al quedar un poco lejos y tener que caminar cierta distancia ella haría énfasis en lo importante de comer plátanos.
Ya en la playa recorreríamos 2 km en aproximadamente 32 minutos y de ver un puesto de marquesitas le ofrecería una aprovechando la ocasión para decir que cuando yo estudié la primaria en la escuela en la que ella estudió su carrera, éstas costaban un tercio y que además teníamos futbolitos de a peso cuando el dólar costaba 8. 
La únicas fallas menores que le veo al plan es que no sé si el coche que dejé allá sigue sirviendo, que vivo al otro lado del país y que además podría decir que no.

lunes, 21 de julio de 2014

Cactus

Mi cactus ha muerto y yo no sé porque, tal vez lo regué demasiado y murió ahogado, o a lo mejor lo regué muy poco y murió de sed; a mí me gusta pensar que murió de vejez mientras dormía. Lo compré porque sabía que yo no era demasiado hábil o responsable para cuidar una mascota, así que durante días estuve pensando en un compañero fiel y silencioso, primero pensé en un pez pero esas porquerías se mueren si se te ocurre dejarle dos raciones de comida, así que descarté la idea de inmediato, de pronto se me ocurrió una idea brillante: Un cactus. “Esas cosas viven en las peores condiciones imaginables, sin agua ni comida, ni siquiera yo podría matarlo aunque así lo desee”.
Fui a una tienda de cactus y pedí el más feo y barato que tuvieran, no es que me gusten las cosas feas y baratas, es sólo que mi economía no daba para más y ahora que lo pienso hay algo raro, ya que toda mi vida he sido pobre pero nunca he podido acostumbrarme. El vendedor me mostró uno decrépito, con apariencia enfermiza y que parecía llevar muchísimo tiempo en venta, por cómo se veía no creo que alguien en su sano juicio hubiera querido comprar ese adefesio, el vendedor lo sabía y me dio un precio imposible de rechazar, es más, yo diría que lo adopté.
Era uno de esos cactus pequeños, con unas espinas muy poco intimidantes que más bien parecían una pelusa blanca, pero quería uno que pudiera caber en mi escritorio junto a mi computadora, que era el lugar donde me pasaba la mayoría del tiempo y ese me pareció perfecto para cumplir su cometido, no era la preciosa planta que el mundo estaba esperando, pero era mío y yo lo quería tanto como se puede querer a un ser inanimado o incluso más. Curiosamente después de haber vivido algunos momentos de alegría junto a mi cactus, dejé de verlo como aquel repugnante vegetal al borde de la muerte y comencé a verlo radiante, de belleza singular, diferente y especial. Me pregunto cómo pude ser tan descuidado para dejar morir a algo que, llegué a creer, estaba destinado a vivir eternamente.
Después de esto sentía un pequeño vacío en mí que creía debía ser llenado con otra cosa. Comencé una nueva búsqueda de algo que no sabía que era pero que tendría que ser diferente a lo anterior, claro que no saldría a buscar un nuevo cactus, sería como tratar de superar a una ex novia saliendo con su gemela.
A ella la conocí en una fiesta donde había cientos de personas, pero entre la multitud la observé y quede atónito con su cuerpo casi perfecto, de pronto ella volteó hacia mí y alcanzó a esbozar una sonrisa leve, yo volteé a ambos lados y atrás de mí para asegurarme que me había sonreído a mí y no a alguno de sus conocidos que se encontrara a mi alrededor, habiendo asegurado esto, devolví la sonrisa y ella sonrió aún más, pensé en sonreírle todavía más pero corría el riesgo de parecerme al guasón y eso podría asustar a mi presa.
 Me acerqué a ella lentamente tratando de no tropezar con nada, me abrí paso entre la multitud manteniendo contacto visual con mi objetivo, iba lento pero seguro, planeando un discurso de introducción corto y conciso, pensé que también podía ser gracioso, recordé que no lo era y me apegué al plan original, decirle “Hola ¿ya nos conocíamos de alguna parte?” yo sabía que no la conocía porqué sería incapaz de olvidarla, pero era una introducción sólida que podía dar paso a una conversación casual y que tal vez sea el inicio de algo bueno.
 Tenía ojos color café o tal vez miel, dientes blancos como de comercial de chicles, una nariz corta y perfectamente alineada y el cabello negro y ondulado se movía hacia todas partes por la brisa nocturna, la observé fijamente y por más que lo intenté con todas mis fuerzas solo pude encontrarle un defecto: era sobrenaturalmente fea. Como cagar parado. Era feísima, yo no entendía por qué sus rasgos faciales eran tan hermosos si se veían por separado pero que de verlos juntos formaban un rostro tan bizarro que hasta Picasso se hubiera tardado en buscarle forma.
Ella era divertida, inteligente y no escuchaba música de banda, y podía decir que hasta el momento, se encontraba interesada en mí. Platicamos un buen rato y bebimos hasta que comencé a verla no tan fea, ella se reía de mis bromas y yo me sentía a gusto con nuestra interacción; llegó la hora de irme y me despedí tres veces por la posibilidad de que esa haya sido nuestra última conversación.
Días después la encontré en las redes sociales y sentí una alegría extraña, también sentí un poco de vergüenza por haberme alegrado pero la pude reprimir y seguí adelante. Conforme fue pasando el tiempo nos fuimos conociendo mejor y en algunas de nuestras salidas o conversaciones fue incrementando la tensión debido a que nunca habíamos roto la barrera del contacto físico, más por mi culpa que por la suya, pero me mantuve firme porque sabía que eso era lo único que me quedaba, si la barrera caía yo caería con ella.
Al fin, un día saliendo del cine ella me tomó de la mano y yo no supe que hacer, sabía que era algo que tarde o temprano sucedería pero no había ideado un plan para esta situación, así que le seguí la corriente y caminamos así el resto del día, no era algo tan malo después de todo, a lo mejor yo estaba exagerando. Se puede decir que incluso me sentí feliz.
Llegando de vuelta a su casa ella me miró a los ojos y me preguntó “¿Qué somos?”  Yo no tenía respuesta para esa pregunta así que le dije con toda honestidad “no lo sé”.

Ahora estoy en mi casa pensando “¿Qué somos?” y recuerdo que un día alguien me dijo que la vida es una búsqueda constante e infinita de satisfacción que sólo se alcanza cuando dejas de buscar y te empiezas a conformar con lo que tienes; no estoy seguro que esto sea así, pero de lo que si estoy seguro es que peores cactus he tenido y amado.

miércoles, 2 de julio de 2014

NO ERA PENAL

Nunca antes había sufrido tanto por algo tan insignificante, tan certero y predecible como la muerte misma, claro que sabía cómo acabaría todo, es decir, no soy lo suficientemente estúpido para ignorar las señales que apuntan a un fracaso inminente y aun así, duele muchísimo. Siempre he intentado ser cerebral, tomar decisiones con calma y reflexionar las consecuencias de mis actos, pero cuando actúas escuchando al corazón no pasan otras cosas más que tragedias que ni el mismísimo Sófocles en sus noches más inspiradas hubiese siquiera imaginado. Y es que mi sentimiento lo comparte toda una nación llena de gente crédula y soñadora con la que no me siento ni mínimamente identificado, pero que curiosamente en días como hoy me inspira con su positivismo y ganas de seguir adelante.
Irle a México en tiempos de mundial es no solo masoquista, sino incongruente, ya que los resultados obtenidos hasta ahora por nuestra selección dan lástima de pies a cabeza. Cuando piensas en futbol no puedes más que imaginar a potencias como Argentina, Brasil, Alemania, Italia y más recientemente España, que no se cansan de demostrar su hegemonía ante el que sea que se les ponga enfrente, pero resulta inconcebible que haya países como Corea del Norte, Hungría, Turquía o Ghana hayan llegado más lejos que México en un mundial ¡En Ghana hay como 100 habitantes y al menos la mitad de ellos está muriendo de desnutrición carajo! ¿Cómo puede ser posible dios mío?  Obviamente no tengo respuesta para esa pregunta, pero tengo algunas teorías que he logrado deducir durante mi aislamiento causado por la amargura de esta injusticia.
La primera es que simplemente tenemos mala suerte y el que diga que no, con el respeto que se merece, que se vaya a la chingada y se lleve su opinión de tres pesos de aquí ¿Acaso no tendrá nada que ver con la suerte que nos toque en el grupo del anfitrión que además es el equipo más ganador en la historia del futbol? ¡Pero por supuesto que sí! Es una maldita calamidad, desde ahí empezamos mal. Claro que en el mismo grupo estaba Croacia, aparentemente no tan sólido en el papel, pero cabe aclarar que ellos no fueron el último equipo en calificar al mundial, ellos no estuvieron debajo de Honduras en la eliminatoria ¡maldita sea, es Honduras! Croacia no tuvo que jugar repechaje en la tierra del señor de los anillos, fuimos nosotros y se supone que deberíamos haber perdido contra ellos que tienen jugadores en el Bayern Munich, Real Madrid y Barcelona, por dios, nuestro mejor delantero ni siquiera se dignó a jugar para su país y se limitó a enviar buena vibra por Twitter. Habiendo dejado muy en claro que tuvimos mala suerte en nuestro grupo, los conocedores también estábamos tranquilos porque sabíamos que la fase de grupos no era la del problema, hemos calificado en 6 mundiales consecutivos a la siguiente ronda, así que si nos ponían con España, muy bien ¿Con Alemania? Échennoslos ¿Con Argentina, Italia o Francia? ¡Nos la pelan! En la fase de grupos somos inmortales, legendarios, épicos y respetados. El verdadero problema entonces, fue el grupo que nos pusieron a lado, porque cuando avanzamos a octavos de final, equipos tan limitados como Estados Unidos nos hacen sudar y llorar sangre, ese país donde al futbol le llaman soccer y al que históricamente teníamos de hijos (únicamente en el futbol por supuesto) nos mandó al mismísimo averno unos años antes. Entonces si con Estados Unidos no pudimos, como putas madres quieren que podamos con Holanda, potencia mundial, tierra donde abundan cracks y leyendas, donde uno solo de sus jugadores vale más que toda nuestra selección con todo y técnico, utileros y masajistas incluidos ¿Cómo? Lo increíble de esto es que a pesar de que llegamos dando lástima al mundial, de que nuestro mejor delantero nos traicionó peor que Judas, de que Montes decidió romperse la pierna chocando contra una montaña de chocolate en un amistoso y de que tenemos al Maza en la defensa central, a pesar de esto y mucho más, jugamos, ganamos, avanzamos y convencimos en la primera ronda y posteriormente, en los octavos jugamos un partido como los mismísimos dioses, digno de ser narrado por siglos, hacerlo canción y sustituir el himno nacional por esa canción, pero ese mismo partido que es el mejor que ha dado la selección mexicana y que probablemente sea uno de los mejores que vean estos ojitos que se han de comer los gusanos, ese maldito cuarto juego, de nuevo lo perdimos y yo ya no entiendo nada del futbol ni de la justicia.
 El primer partido de México en el mundial lo vi en el auditorio de mi escuela, muy emocionante y todo pero no era lo mismo sin cervezas y mis clásicas mentadotas de madre a diestra y siniestra y a todo pulmón. El segundo partido lo vi en un bar en compañía de algunos de mis mejores amigos y a pesar de que terminó empatado, fue un partido en donde se restauraban nuestras esperanzas que habían sido rotas cuatro años atrás, fue el juego que nos hizo soñar a todos de nuevo. El tercer encuentro, me junté de nuevo con los mismos amigos para seguir con la cábala y la racha ganadora: misión cumplida. Entonces nos pusimos a esperar aquel domingo decisivo, con el aire más optimista que se pueda esperar de un aficionado, nuestra mente decía que ganaba Holanda y nuestro corazón que ganaba México. Nos pusimos todos de acuerdo y siguiendo con la misma táctica que había utilizado el Piojo Herrera, decidimos repetir nuestra alineación, fue entonces cuando se encendieron las alarmas y los focos rojos, uno de nosotros no podría ir el domingo a ver el partido y tuvimos que sustituirlo de último momento, ese fue el principio del fin, no fue cuando Holanda anotó el primer gol, ni cuando se añadieron 6 minutos de prórroga, fue cuando nuestro pendejo amigo no pudo ir a verlo tal como lo habíamos estado haciendo durante la primera ronda. México nos necesitaba y le fallamos.
Sintonizamos el partido por TV Azteca, tal como habíamos hecho en los partidos anteriores pero teníamos problemas técnicos con la antena y no pudimos ver claramente los primeros dos minutos del partido, los dos minutos más estresantes de mi vida; decidimos cambiar la antena por una fabricada en los 80s o antes y funcionó a la perfección, ya no hacen las cosas como antes. Durante este partido todos estábamos en silencio absoluto, que se rompía de vez en cuando al abrir una cerveza o comer una tostada, pero fuera de eso nadie hacía ningún comentario respecto al partido, ni despegábamos los ojos de la pantalla por un solo segundo, hasta parpadear estaba prohibido. Poco a poco liberamos un poco la tensión y comenzamos a hacer algunos comentarios acerca de Giovani dos Santos, ninguno de nosotros creía en él, siendo yo su principal detractor, quería al Chicharito, quería a Cuauhtémoc o hasta al Bofo, no importaba quién siempre y cuando banqueen a Gio. Terminó el primer tiempo y nuestro suministro de tostadas escaseó, por supuesto nadie quería ir al Oxxo por más, era una locura pensarlo, que tal si en el camino chocábamos o algo así y nos perdíamos el segundo tiempo. Al final uno de nosotros cedió pero lo hizo demasiado tarde, quedaban menos de 5 minutos para que comience la segunda mitad, de ninguna manera iba a lograrlo a tiempo pero la presión de su novia fue más poderosa. Comenzó el segundo tiempo y a los dos minutos, quien más sino el mismísimo Gio llegaba a callarnos, a ponernos en nuestro lugar, a decirnos que siempre habíamos estado tan equivocados y que no merecemos la vida misma ¡Golazo! ¡Carajo fue un puto golazo! todavía lloro cuando lo recuerdo, aunque en ese momento nuestra celebración fue muy moderada porque sabíamos que después de esto, se avecinaba una tormenta naranja mientras navegábamos en nuestra lancha verde en medio del océano. Tres minutos después del gol, llegó nuestro compañero del Oxxo gritando y celebrando, pobre, se lo había perdido en vivo. Me puse tan nervioso que me dio ganas de orinar al minuto 50, pero ni madres, iba a esperar hasta el intermedio de rehidratación del minuto 70 para levantarme y así fue. De repente escuchamos al comentarista decir que México estaba clasificando justamente a la siguiente ronda ¿Es en serio Martinoli? ¿Es neta que estás diciendo esto? ¿Cómo se te ocurre maldito bastardo comenzar a echar la sal tan pronto, como diablos puedes decir que Holanda ya se estaba convirtiendo en una naranja podrida? ¡Todo es tu culpa desgraciado, te odio mucho cabrón sinvergüenza, estás lastimando a tu patria, a tu tierra, echando tu mortífera sal de esa manera! Y aun así, México seguía ganando, controlando, como un gigante, no se veía ni por donde pudiera ser vulnerado y entonces surgió en mi mente una idea, un pensamiento que vino de la nada y era una semilla, pero conforme pasaban los minutos creció más y más hasta que se volvió algo serio, imposible de ignorar: “No mames, México puede ser CAMPEÓN DEL MUNDO”. Al minuto 85 me puse a analizar el siguiente cruce que sería Costa Rica o Grecia y de nuevo “No mames, nunca imaginé que esto pudiera estar pasando”. Acto seguido sacudí mi cabeza para reaccionar y me la golpeé con el puño dos veces, “pendejo no lo sales” me dije a mí mismo.


Al minuto 87 todos sabemos que pasó y no hablaré de eso, mucho menos de la infamia del minuto 92 y después de haber finalizado el partido, incredulidad, tristeza total, pude ver los rostros desencajados de todo el mundo, fui al baño, lloré un poquito en silencio, comimos rápidamente y nos despedimos. Todo había terminado. En resumen jugar así y perder fue lo PEOR que nos pudo haber pasado, pero luego pienso ¿Qué hubiera pasado si perdíamos contra Costa Rica? Y me respondo: eso si hubiera estado feo.


miércoles, 11 de junio de 2014

Vida

El problema de la vida es que es paralela, mientras creces todos crecen, todos aprenden, algunos aman, otros lloran y todo pasa al mismo tiempo.
Y si quisieras ocuparte de todo lo que pasa a tu alrededor no tendrías tiempo para ocuparte de lo que pasa dentro, y si te ocupas de lo que pasa dentro eventualmente la soledad te abraza y no te deja y todo éxito que posiblemente hayas obtenido no es suficiente, porque debido a un error de configuración inicial, el ser humano no está hecho para vivir solo.
Cuando mis primeros años se pegaron, no estaba completamente consciente de que al crecer también Carolina lo hacía y que mis abuelitos lo hacían también o que Chati podría estar teniendo hijos. El tiempo es una guillotina de péndulo parecida a la descrita por Poe en el libro que me regaló la abuela que miente y que nunca leí completo, se balancea de lado a lado y de cuando en cuando se va moviendo hacia abajo mientras la miras, e inmovilizado por la esencia mortal admiras que viene y lo hace aunque no te des cuenta.
La vida reclama balance y el concepto de felicidad responde a la función balance y ésta es discontinua y multivariable, cada balance tiene que ser mejor que el anterior por lo que la noción de tiempos felices a veces se olvida y solo se puede entender en retrospectiva, de ahí el concepto de que todo tiempo anterior fue mejor. El tiempo pasado no fue mejor en sí que el tiempo actual, si no que el balance alcanzado en ese momento fue difícil de apreciar debido a que se buscaba uno mejor.
Es más fácil hablar de futbol porque casi cualquiera te contesta, hablar del concepto de felicidad o de que el pasado no te deja porque no ha terminado contigo son cosas que solo podrías haber hablado con Hoffman, pero él está muerto e hizo dos películas de los juegos del hambre, ¿cómo podríamos confiar en él? Simple, al menos por un momento él entendió que a pesar de la naturaleza idiota de la multitud humana y que una de las pocas búsquedas correctas es la paridad intelectual, se necesita un equilibrio, fue un niño gordo y un adulto gordo, pero no desarrolló la actitud de niño gordo.
La actitud de niño gordo se puede describir como uno de los peores males de la humanidad e intentaré enumerar sus características:
·         Miedo a situaciones inexploradas de cualquier índole
·         Extraña sensación de incapacidad de tener éxito en áreas fuera  de la zona de confort
·         Completa confianza de que el camino seguro es el único correcto
·         Inconformidad, pero completa inactividad para resolver el conflicto
·         Sensación de que el futuro podría traer cosas buenas, pero ignorancia acerca de que éste se construye en el presente
·         Idea de que hay que hacer las cosas que hacen los raros no porque parezcan atractivas sino porque su morfología e inadaptación social lo convierten en imperativo
·         Por último puedes reconocer a un niño gordo si no tiene cicatrices en las rodillas.

Hoffman está muerto, Dios ha muerto y yo tengo un examen y un trabajo final que no he empezado.

sábado, 7 de junio de 2014

Mirada de sonrisa.

Ella atendía una tienda de variedades cerca de la esquina de la cuadra en una avenida muy transitada para la pequeña ciudad en donde se encontraba. Al entrar me sonrió con los ojos, no reparé mucho en su expresión, estaba muy concentrado en encontrar el producto que iba a comprar; sin embargo, dos o tres segundos después perdí la memoria y todo mi cerebro se concentró en entender que si no era ella no era nadie y abobado y medio afónico me dirigí hacia ella para preguntarle de a cómo vendía los chicles.
Llevaba una blusa delgada y sin mangas a rayas blancas y amarillas, un short de mezclilla de cuarta y media y el pelo castaño corto como el de Mandy Moore en Entourage. Creo que tenía la mitad de los grandes ojos delineados, pero solo en la parte inferior, labios en m y cara de triángulo. Después de unos dos minutos paralizado me di cuenta de que llevaba como minuto y medio mirándome medio riéndose, completamente consciente de sus efectos en los hombres como Nola de Woody, no le impresionaba mi estado catatónico.
-          Mira podemos ver películas algún día si quieres-.

-         ¿De verdad?, quiero decir, claro que sí-. En ese momento me volteé, salí caminando rápido y me subí al carro, ya habiendo avanzado unos kilómetros caí en cuenta de que no compré lo que me baje a comprar, ni los chicles, ni me dijo su nombre o yo le dije el mío, pero principalmente de que estaba yendo en sentido contrario y que me quedaba esquina y media de gasolina.

jueves, 19 de diciembre de 2013

La feria de noviembre.

Hoy es la noche en que le das consejos porque siempre está triste, o eso parece, no, está triste y tú has bebido algo y siempre te contesta, eso te molesta poco, de alguna manera hay que hacerle entender.
La noche no es tan joven y la feria de noviembre siempre es mala, hay algo de frío, mucha cerveza y toda clase de niñas con más experiencia que la generación pasada. Alguien le tiró algo de cerveza al llegar, iba en el asiento de copiloto, hablando demasiado, al salir del automóvil apuntó en su celular la sección del estacionamiento.
Caminarás más de lo planeado al notar que tu plan es más malo de lo esperado, la bebida es cara, no hay tantos amigos. Encontrarás a algunos viejos conocidos en estado altamente inconveniente, hablarás con ellos, son buena onda, ya te has encontrado con ellos otras veces, pero con el de rosado no, no te preguntas quién es el de rosado, sólo lo aceptas porque es estudiante de ingeniería.
El de rosado ha orinado en la vía pública en un lugar concurrido mientras camina, se lo comentarás a todos, algunos te ignorarán diciéndote que mires al Gordo, que está eufórico, disparar a los pequeños caballos, tal vez otro te dijo que no deberíamos andar con él porque es un pavo, pero no te importa; uno de los dos que iban en tu asiento trasero encontró a una amiga con la que hay algo de tensión e intentará hacer un movimiento, eso está en su cabeza y nada más.
Verás los juegos mecánicos y el suelo sin pavimentar ensuciará tus zapatos, por ahí se anuncia a la mujer cocodrilo y más allá está el elefante miniatura que además es cíclope; en esos lugares no hay cerveza, el baño está lejos, ese no es tú lugar, debes regresar a lo básico.
En la entrada te reúnes con todos de nuevo, ahí está el físico y el de rosado, el gordo, tu amiga y otros tres más; sigues tomando, a eso se va a la feria de noviembre, no hay nada divertido, sólo es un espacio público donde cada año tomas. El amigo de tu amigo el físico, enloqueció, clama que alguien le quitó su teléfono y cuando lo recupera lo tira, el jefe de laboratorio intenta calmarlo, tú sigues tomando y verás que intentan besar a una amiga, ella se niega, en ese momento ella “tiene algo” y hay gente que la podría delatar.
Será necesario que escapen de los borrachos, corren hacia los baños, uno de tus amigos se pasa de largo, otro se pierde, al final todos se reagrupan cerca de un juego para los conductores designados, todos juegan a pesar que están en un estado inicial de embriaguez, todos juegan y a tu conductor designado no le creen que no ha tomado.
Tus amigos discuten acerca del examen de inglés, tú estás lejos de ese problema, luego lo resolverás, hay tiempo; la diversión en la entrada cerca del juego antiborrachos ha acabado, regresarás al expendio inicial por segunda vez. Al llegar, el show de las edecanes está terminando, pero dan indicios de que se mudará a un lugar cercano, irás a ese lugar donde la cerveza es más cara y los gays bailan, donde los antiguos se reúnen mientras canta una muchacha canciones norteñas.
Esperarás un poco, unas jóvenes de dorado entran, pero no hay show, decepcionado instarás a los demás a salir, volverás al expendio inicial por tercera vez; los efectos del alcohol en el grupo son cada vez más evidentes, el gordo ya no está eufórico, ya no hay tantas risas y el flujo de líquido se ha vuelto más rápido en tu círculo, el conductor designado anuncia que tiene que irse y le diste las llaves del coche, ¿por qué se las diste? Ahora no podrás obligarlo a quedarse, se queda porque es tu amigo, sólo un rato más porque tiene examen en unas horas.
Afortunadamente anunciarán que el show de las edecanes del norte se presentará en breve, esperarás y las verás bailar por 10 minutos, ¿es tan bueno como te lo imaginaste?, tal vez, pero en tu estado ya casi todo es bueno. Inician la partida, el gordo olvidó sus llaves, tendrá que dormir contigo, el auto está lejos y nadie recuerda dónde está, afortunadamente alguien guardó al entrar, la sección del estacionamiento.
Todos serán guías durante los próximos cinco minutos, momento en el cual caen dormidos, te detendrás a comer en un puesto de comida regional lleno de humo, hablarás de las relaciones humanas y de la ideología de tu país, te mostrarán a un tipo que se subió al muro de una propiedad privada a las dos de la mañana, reirás un poco.

Después de que el conductor designado se llevara a un parque cercano a su casa tomarás el volante; algo mareado emprenderás parte del camino en sentido contrario hasta que el recién bajado te grite, intentando dar una vuelta en u chocarás con una reja en medio de la joven madrugada, satisfecho y con un semi-muerto emprenderás tu camino a casa y hacia el sueño etílico.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Aventura burocrática.


Todo empezó un día antes, un poco después del intermedio meridiano, el teléfono sonó una o tres veces:
-       ¿Memo?
-       ¿Qué pasó abuelito?
-       ¿Qué haces Memo?- dijo en tono animado
-       Nada abuelito- en realidad llevaba más de 5 horas intentando estudiar para mi examen de admisión a la maestría sin nada de frutos.
-       ¿Puedes acompañarme a sacar mi licencia en Altabrisa donde dicen que es rápido?
-      
-       Ta bueno Memo- Las conversaciones telefónicas con mi abuelo nunca duraban mucho y sólo daban lugar a la exposición de una idea, terminada la presentación de ésta la conversación se terminaba abruptamente por su teléfono que se colgaba, en algunas ocasiones sin despedida.
Diez minutos después me habló para rectificar la hora, que debía ser “como a las ocho” y el lugar que en vez de Altabrisa es el siglo XXI.
Al día siguiente me desperté a las 7:20 cuando puse mi alarma a las 7:30, nunca me ha servido la alarma de manera efectiva, siempre o me levanto antes o no la escucho. El caso es que al levantarme me puse a ver los minutos finales The house beyond the pines con nuestro amado Ryan Gosling, el cual parece sólo poder decir dos párrafos de libreto por película, dadas las ocho sonó mi teléfono; mi abuelo habla a la hora que uno debería estar en su casa y luego cada cinco minutos para saber si ya saliste o si se tiene que ir, supe que debía apurarme e ignorar sus siguientes llamadas.
A tres kilómetros de distancia de su casa contesté el teléfono y le dije que abren a las nueve, aunque terminó siendo o que abren a las ocho o que abren muy puntuales porque al llegar el lugar estaba completamente operacional, al estacionar mi coche en su puerta gritó que ya se iba y emprendimos el camino.
Mi coche había funcionado casi completamente bien hasta que dijo “¿Ya afinaste tu coche?, corcovea un poco y no lo debería hacer, este cochecito nunca me ha dejado mal, yo siempre lo tenía a punto y jamás le puse Nova sólo Premium, además este cochecito te avisa…”. Así se la pasó hasta que al llegar al punto en que tenía que meter quinta el coche empezó a agacharse, lo noté pero no dije nada, poco tiempo antes me gritó “Cuidado” porque una camioneta de redilas se aproximó ligeramente a mí, “Esos hijueputas no saben manejar”.
A un kilómetro de llegar se le prendieron todas las luces posibles al carro y dejó de moverse, “Ves te lo dije, es la afinación, las bujías no están mandando bien la corriente, es eléctrico…”. Llegamos después de que se detuvo dos veces y entramos al recinto, el lugar tiene unas puertas altas de cristal y altas paredes, es un centro de convenciones que de la entrada a la izquierda tiene un módulo de la policía.
-       ¿Señor trajo su comprobante de domicilio y credencial de elector?
-       Sí, traje copias.
-       No, necesitamos originales.
La señora era una típica fea detrás de mostrador con voz chillona y dos kilos de maquillaje, mi abuelo suspiró exasperado, no escuché muy bien qué respondió, probablemente sólo levantó la voz, mientras él resolvía lo que iba a hacer yo hablaba para preguntar cómo proceder con respecto a mi coche, me aconsejaron no arrancarlo y esperar a la grúa del seguro.
-       ¿Cuánto va a tardar la grúa?, mejor buscamos un taller por aquí Memo, ¡Cómo chingados se me olvidó traer mi credencial de elector!, ayer la saqué y la dejé a mano, ¡cómo me encabronan estos pinches trámites!, sobre todo los de la policía, ¡todo lo hacen para joder!- mientras me decía esto caminábamos al carro y supe que no podría esperar a la grúa, era arrancar el carro y movernos, no había otra opción posible.
-       Una vez me lo hizo, pero lo arranqué y lo llevé a que le dieran su buena afinada, y bam como seda- esperando como niño que espera la llegada de Santa Clos, metí la llave y milagrosamente arrancó.
Después de equivocarme dos veces de taller y 32 insultos más en el camino, entre los cuales estuvo incluido una crítica a la secretaría de comunicación y transportes por permitir que el puente de una salida del periférico tardara tanto en construirse llegué al taller adecuado, mi madre me fue a buscar asustada de que mi abuelo no pudiera retardar quince minutos la planeación de su día. Llegamos a su casa y quedamos en que me pasaría a buscar al día siguiente a las ocho en su carro para terminar su trámite, esta vez sí llevaría sus documentos originales.
Desperté diez minutos antes de las siete del día siguiente, me dispuse a hacer mis necesidades fisiológicas, pasados unos minutos después de las ocho empecé a oír gritos con mi nombre, grité para hacer saber que había recibido el mensaje; pero aunque estoy seguro de que mi abuelo me oyó, siguió gritando hasta que hube salido.
-       Memo ¿Por qué está el coche aquí afuera?, ve cómo ya está, mételo.
-       Sí, es que mi mamá metió su camioneta- suelo dejar mi coche en el estacionamiento de la casa abandonada de en frente, sin embargo, un día anterior mi madre había metido su camioneta en él y yo fui muy flojo como para meterlo en nuestro estacionamiento – ahora vuelvo, voy por mis llaves.
Entré, me puse la primera camiseta polo amarilla de rayas que encontré y salí de nuevo, me disponía a pedirle las llaves para arrancar su carro cuando me dijo “Mete el coche”; con el mismo impulso di una media vuelta, regresé a mi casa por las llaves de mi coche y lo metí en la casa abandonada.
Al ir avanzando por la ciudad cuestionó mi elección del camino, del carril, la velocidad y comentó el sonido de una banda de su carro “Lo único que tiene este cochecito es el sonido de la banda, dijo tu tío Mario que es muy difícil de alcanzar”, le contesté que debería ver a un mecánico que sí pudiera con el trabajo y aunque se ofendió un poco, estuvo de acuerdo.
“Ya fuimos a circo Atayde con tu prima Michelle, ¿tú te subes a eso juegos?” al ver que mi respuesta fue negativa dijo que sólo mi tía loca se sube, que son puras chingaderas, que qué clase de mantenimiento le van a dar a las máquinas si siempre están en movimiento, etc., etc.
Llegamos temprano de nuevo, confiado de que el trámite estaba a punto de morir me relajé, llevábamos todos los documentos mencionados en la guía, era imposible fallar.
-       Señor me permite su licencia.
-       Sí, aquí tiene.
-       A ver, y ¿su credencial de elector?
-       Aquí está- temblando de impaciencia mi abuelo sacó su identificación.
-       Mmm, es usted Guillén o Guillem.
-       Guillén, ¡cómo dice la tarjeta!- mi abuelo estaba casi totalmente exasperado.
-       No podemos seguir con su trámite, tiene que traer un acta de nacimiento para corroborar los dator- en ese momento intervine.
-       ¿Por qué no nos lo dijiste ayer?
-       Ayer yo no los atendí- realmente no estoy de seguro de que ella nos atendió, sólo le dije eso para meter presión e intentarla hacer ceder.
-       Sí, sí nos atendiste y no nos dijiste nada.
-       Ni yo, ni ninguna de mis amigas les va a permitir seguir con el trámite si no trae un acta de nacimiento.
Mi abuelo increíblemente molesto caminó conmigo hacia la salida mientras yo le explicaba que prácticamente en frente podríamos obtener una. Llegamos a la plaza que está cerca del centro de convenciones, nos dirigimos hacia la entrada más cercana al módulo segundos después de tocar la puerta de cristal el guardia nos dijo que hasta las diez abren, mi abuelo estaba cerca de cambiar de color, lanzando improperios me dijo que lo llevara a su casa a buscar el acta, la cual está a treinta minutos de ese lugar.
Caminó al coche, le dije que no valía la pena dar un viaje tan grande, podríamos comer en lo que daba la hora, aceptó y entramos caminando a más de 5 kilómetros por hora al restaurante; nos pasamos, llegamos a la sección de revistas, regresamos y nos sentamos a comer del buffet.
Durante la media hora que comimos tranquilos habló mal de los gringos, dijo que estaban haciéndolo todo mal y que cuando se dieran cuenta ya se los habría cargado la chingada; me instó a ir antes de que se formara la cola, le aconsejé esperar, ignoró mi consejo y dijo “Llámale a tu abuela y dile que vaya a buscar a esa chiquita”.
Veinte minutos antes de la apertura de la plaza yacíamos en frente de la entrada nuevamente, después de cinco minutos de espera le preguntó al señor que estaba a un lado si éste usaría el módulo, al recibir una afirmación le propuso empezar a hacer cola, mi abuelo hizo cola quince minutos antes de abierta la plaza para usar el módulo. Cuando por fin nos tocó, dio su nombre, el muchacho lo escribió mal, lo hizo rectificar, lo hice rectificar, lo hicimos rectificar, ninguno de nuestros intentos hizo que la máquina lo encontrara en su base de datos.
Saliendo me dijo “Llámale a tu abuela y dile que retire a mis alumnos”. Nos dirigimos a su casa, volvió a criticar a dos o tres automovilistas y al puente, señaló lo tan improbable que era que todas esas cosas le pasaran a él, mencionó la incompetencia de la policía y que sólo ese trámite es así, que siempre le pasa.
Revisó todos sus papeles, sólo encontró una copia, en nuestro camino a la salida dijo “Lucy retira mis alumnos, está bien enredada está chingada madre”. Llegamos a otro módulo de pagos del estado, lugar donde prácticamente me juró que ya había sacado un acta previamente, antes de que me estacionara se bajó para ganar tiempo.
Cuando llegué había una fila de veinte personas antes de nosotros, el señor antes de nosotros comentó que cada veinte minutos avanzaba la cola una persona. Cuando faltaban seis o siete personas la máquina se trabó, sólo funcionaría para pagos de impuestos, obviamente nadie la necesitaba para eso; mi abuelo intercambió algunas palabras con la encargada, después de no lograr nada seguimos esperando.
Me pareció ver a la novia de un examigo, pasé treinta minutos intentando recibir confirmación, al recibir una negativa me puse a jugar candy crush. Una hora veinte tardamos en llegar a la caja para confirmar que el nombre de mi abuelo no estaba en el sistema, de modo que tuvimos que dirigirnos al registro civil.
Subimos al carro y mi abuelo insistió en apurar la salida a pesar de que habían dos carros bloqueándonos, intentó que me fuera en sentido contrario y estuvo en desacuerdo con la calle que tomé. Al llegar al centro me habló de una calle que se había construido en los setenta, era una calle de concreto hidráulico, de buena calidad, no como las que se construyen ahora, si todos los gobiernos hicieran la mitad de las carreteras con ese material durarían más, pero claro se les acabaría su mínita de oro, según sus palabras.  
Cuando llegamos al estacionamiento la señora que llegó antes de nosotros quiso facturar su estancia, reímos un poco. Misma dinámica yo veo el contexto previo, que en esta ocasión consistió en llenar un formulario y pagar por su acta de nacimiento, mientras él hacía cola; cuando llegué a la fila una señora me dijo que estaban a punto de quitarlo por no haber pagado, mi abuelo la miró con ojos asesinos.
La encargada de expedir el acta de nacimiento dijo que el acta no podía ser impresa porque el nombre no estaba escrito de manera correcta, teníamos que esperar a la coordinadora, la cual por supuesto no se encontraba. Esperamos, una señora pidió un acta para su hijo Sansón y un señor fue por tres actas de defunción o nacimiento de personas muertas o nacidas hace cien años, cuando la coordinadora tomó el acta, tomó los papeles de 4 personas más y partió.
Al volver le murmuró a la cajera "El nombre está bien, así se llama su padre no es Acisdo es Acisclo", los datos fueron cambiado y al fin el problema del acta se terminó. De regreso al estacionamiento le comenté el precio de la licencia de cinco años y cayó en cuenta de que no comentaba con suficiente dinero para pagarla, hacían falta poco menos de doscientos pesos, sugirió regresar a su casa, sugerí regresar a la mía, fuimos a la mía.
Mis perras le ladraron desde que llegamos hasta que nos fuimos a pesar de que lo conocen desde que las tenemos. Regresamos a la policía la cual está a otra media hora, al llegar al centro de convenciones ya llevábamos seis horas intentando conseguir su licencia de conductor, sacamos copias de requerimientos insospechados y otra del acta de nacimiento porque no correspondía a la original que llevábamos a pesar de tener los mismos datos.
Todas las personas que nos atendieron fueron mujeres, la mayoría malhumoradas, pero la última revisora es especialmente fea y desagradable, preguntó cuatro veces por datos que tenía en sus manos y cuando por fin llegó la parte de las correcciones no estuvo dispuesta a cambiar el dato porque eso no salía en la licencia, ¿y sí ese dato no sale en la maldita licencia, por qué chingados lo preguntan?
Tocó el turno del examen médico, el cual consistió en un interrogatorio y un examen de la vista en el cual detectaron que tiene debilidad visual en el ojo derecho por lo que cambiaron su licencia por una de tres años.
-    Abuelito, al señor que iba antes de nosotros le dijo el otro que atendía que con cualquier otro documento se podía verificar el nombre de la licencia.
-    ¿Ah sí?, ahorita que lleguemos vamos a comer pavo, ¿te gusta el pavo?-Intenté recorrer el camino a su casa lo más rápido posible, me recordó los baches que tenía que evitar y las calles en las que tenía que doblar por veinteava vez.
Mi abuelo crio una familia de cuatro, fue maestro de primaria, maestro de secundaria, director, inspector, administrador de un rancho, presidente municipal y lo mandaron a Coahuila en sus veintes. Actualmente dos de sus hijas habían vuelto a vivir con él, una con una hija, aun cuando todos sus hijos obtuvieron una casa reglada por él.
Por la vida que llevó y lleva, según yo, tiene derecho de quejarse de todo lo que se ocurra, tiene derecho a quejarse de todo lo que la sociedad o su familia directa no le recriminaría, a pesar de no tener argumentos válidos, mi abuelo es la mejor persona que he conocido y conoceré.
-    ¿Oye Memo que te dijo el de la policía?
-    No me lo dijo a mí, se lo dijo a un señor, era posible rectificar el problema del nombre del nombre con comprobante de domicilio.

-    Esos hijueputas, te lo dije, los de la policía siempre buscan cómo joderte, siempre me lo hacen, la anterior vez fue lo mismo...

¿Piensas en mí?

¿Piensas en mí? ¿Recuerdas nuestros días bajo el sol?  ¿Sientes un hoyo en el corazón?  Al ver hacia adelante ¿encuentras el principi...