viernes, 17 de septiembre de 2010

Justicia

Nota: Esta es una continuación de "La mejor desición" así que recomiendo que la lean primero en caso de que no lo hayan hecho antes.
Yo no la quería, no la extrañaba, nunca me gustó mucho; es más, ni siquiera me caía bien. Lo cierto es que, desde que me rechazó, no podía dejar de pensar en ella. Algunas veces la veía en la escuela, otras en el centro de la ciudad y otras tantas en las fiestas de personas que tenemos en común. Eso sí, siempre acompañada de su novio, lo cual hacía bastante incómodo cualquier tipo de contacto entre nosotros. Creí que tal vez con el tiempo podría conocer a otras, incluso intenté salir con algunas de ellas, aunque debo admitir que nunca quise una relación seria, tal vez por temor al rechazo. Cada día que pasaba solo hacía más difícil olvidarla, es normal, al fin y al cabo ella me gustaba, lo reconozco. De no ser así, por qué la habría invitado a salir hace algunos meses atrás. Solo había una salida para esto, yo lo supe desde siempre, pero ahora estaba seguro. Lo siguiente que hice fue tomar 6 cervezas, fumar 3 cigarros, correr al baño, vomitar 2 veces y tomarme un pepto bismol, aunque no sucedió precisamente en ese orden. Después de eso estaba decidido, haría lo que fuera necesario, así que me puse los pantalones como todo un hombre, agarré mi par de huevos y los puse en la sartén, después de todo, mi estómago no tiene la culpa de mis problemas. Pasado el problema del hambre fui a su casa rogándole al cielo que su novio no se encontrara, de lo contrario me daría unos cuantos golpecillos, no por lo que haya pasado entre ella y yo, sino porque yo no le agradaba mucho, ya que en la secundaria solía golpearlo con frecuencia, ponerle apodos ofensivos y moverlo mientras orinaba. Ahora que lo pienso tal vez esa fue la razón por la cual decidió ir al gym 5 horas diarias durante los últimos 5 años. En fin, llegué y asomé por la ventana, ella me vio y se sorprendió mucho, era de esperarse. No la recordaba tan guapa. Tal vez mi obsesión me impedía verla desde un punto de vista objetivo, pero me atrevo a decir que era la mujer más bonita que yo haya conocido. O tal vez no, pero si era muy bonita.
―Hola, Jenni― dije con una sonrisa.
-―¿Qué haces aquí?― preguntó ella, pero lo dijo de una manera amable, como si en verdad no lo supiera.
―No lo sé― sentía que se me nublaba la mente, al tiempo que mi esfínter aflojaba. Nunca me había sentido así.
―Pensé que ya no volverías a hablar conmigo después de lo de...
―Sí, yo también lo pensé, pero me gustaría que me dieras una segunda oportunidad.
―Pero sabes que tengo novio.
―Yo te conocí primero así que creo que sería lo justo, ¿no?- ―al menos para mí, sí lo era.
―Bueno, sí, pero es que lo quiero― no se oía muy convencida.
―Sal un día conmigo, no pido más.
―Sólo uno, yo te diré cuando.
Así terminó la conversación, no sabía si me decía la verdad, pero por amor propio prefiero pensar que sí.
Llegué a mi casa y prendí la tv, infomerciales; prendí la computadora, buscaminas; abrí un libro, condorito; prendí la luz, amarilla. Es cierto que con dinero no puedes comprarlo todo, pero sin dinero, menos. Mis amigos me sugerían buscar un trabajo, así que le pedí empleo a un buen amigo mío que trabajaba en actividades políticas. Le marqué a uno de los 5 números que tenía en su tarjeta, bastante profesional, o al menos eso aparentaba.
―Hola, soy Gallo― saludé alegremente.
―Lo sé, tengo tu número desde hace años― aquí quiero abrir un pequeño paréntesis para mencionarles mi profundo odio hacia la tecnología y para maldecir de nuevo al inventor del celular, sí, aquel muchacho que lograba dejarme en ridículo infinidad de veces sin siquiera conocerme.
―Es que me gusta mi apodo y me gusta mencionarlo a cada rato― una pequeña mentira, soy adicto a ellas.
―Ando un poco ocupado, dime para qué me marcaste, tengo que ir a las oficinas en 15 minutos― dijo con seriedad, tratando de parecer importante; no lo logró.
―Ay, pinche M&M (le decíamos así porque siempre fue pequeño y redondo) desde que trabajas para el PAN te haces el ocupado, oye, qué pedo, ¿no hay un puesto vacante por ahí? Necesito trabajo― dije despreocupadamente y con toda la sinceridad posible.
Temí que dijera que no había trabajo para mí, pues conocida por todos era su famosa lista de enemigos.
―Hmm, fíjate que hay un puesto de activista en mi sección, pero ya lo han solicitado varias personas que tienen muchas capacidades en estas cuestiones políticas, ―en este momento presentí con más fuerza la probabilidad de encabezar su lista de enemigos― pero como soy tu amigo, voy a hablar con mi jefe que es el que está viendo los asuntos de los aspirantes, y por sólo el 20% de tu paga dejo que entres sin problemas. Si te preguntan algo, dices que eres mi amigo y ya con eso la armamos, ¿te interesa?― no escuché ninguna de sus aburridas palabras, así que cuando me preguntó eso le dije que sí, sin saber de qué se trataba.
―Bueno, vente mañana a las 8 am, yo te explico― dijo esto y colgué, ya no quería escuchar su voz.
Al día siguiente me vestí, me miré
en el espejo y pensé: "caray, hoy sí me veo bien”. Llegué puntual. Nuestro pequeño amigo me hizo una seña con la mano y fui hacia él, me explicó el trabajo que prácticamente consistía en hacer marchas usando la camisa del partido, exigiendo justicia y que todo sea más barato, en fin, hacer lo que nos diga nuestro superior sin saber de qué se trata. A mí no me molesta, ni siquiera lo entiendo, pero M&M parece estar muy comprometido, siempre tratando de parecer inteligente, lavando el cerebro de las masas, como si fuera a tocarle una rebanada del pastel. Pobre iluso, no quiero ser yo el que lo desanime. Algunos días después hubo elecciones, robamos algunas casillas, falsificamos firmas y al final ganó nuestro partido. Lo siguiente fueron despidos masivos o más bien totales del personal, o sea nosotros, incluido M&M, lo que ocasionó que perdiera su cordura o lo poco que tenía de ella, incrementando exponencialmente su lista de enemigos, en la que sospecho que la mascota de la campaña estaba incluida. Tiempo después lo dejó su novia y se lamentaba todo el tiempo, me daba risa, pero al menos él tuvo novia, en cambio, yo seguía esperando una respuesta que parecía que no llegaría nunca.

Trataba de hablar con ella, nunca me contestaba el celular, así que dejé de insistir. Pero un buen día y lo recuerdo como si fuera ayer, sonó mi celular a las 2 am y contesté aun dormido.
―Qué pedo― dije con una voz tan gruesa que me asustó porque pensé que era de alguien más.
―Soy Jenni― escuché que lloraba.
―Lo sé, mi celular también tiene identificador de llamadas― al fin logré desquitarme: ella me había dicho lo mismo unos meses atrás, era lo justo, aunque reconozco que tal vez no era el mejor momento para bromas.
―Lo que pasa es que acabo de terminar con mi novio, y necesito verte, no sé por qué pero siento que eres el único que me conoce.
―Está bien, pero hablamos mañana, tengo sueño, son las dos, no chingues― creo que ella igual tenía sueño porque apenas le dije esto colgó.

Al día siguiente hablamos un rato, y al siguiente, y al siguiente, y al siguiente no, y al siguiente otra vez. Parecía que poco a poco volvíamos a ser como pan y mantequilla como diría mi buen amigo Forrest. Resolvíamos nuestras diferencias y llegué a olvidar la razón por la cual dejamos de vernos tanto tiempo, me sentía muy cómodo junto a ella y creo era correspondido.
Un día fuimos a la playa, estábamos sentados en la arena y ella se me acercó y me dio un beso. Me sentí moderadamente feliz.
―¿Te gusto?― me preguntó ella
.
―Sí.
―¿Me quieres?― me volvió a preguntar. Ya sabía a donde quería llegar con eso.
―Sí.
―¿Quieres ser mi novio?― me asombré. Nadie me había preguntado eso, aunque en mi opinión muy personal, es algo que me agradó bastante, ya que siempre soy yo el que tenía que tener iniciativa.
―Si me gustaría...
―Sabía que dirías eso― me dijo riendo.
―Me gustaría pero no puedo, perdón.

―¿Por qué?― preguntó ella realmente intrigada.
―Porque no sería justo.

10 comentarios:

Canela dijo...

Es muy divertido este cuento, qué bueno que ya volvieron a publicar :)

Saludos

Anónimo dijo...

Qué arrastrado el protagonista de tu historia jeje
Saludos Gallo, muy entretenida, nos vemos en clases.

Gallo dijo...

anónimo quien eres?

Anónimo dijo...

Un viejo amigo...

Guillermo Hernández Carrillo dijo...

que significa que alguien sea arrastrado? significa que está sucio?. Este cuento me gusto porque el final te hace pensar

Anónimo dijo...

"desde que me rechazó, no podía dejar de pensar en ella."
Eso significa ser arrastrado, una vez que te dicen no es hora de pasar a lo siguiente. Es como que abras un cartón de leche y veas que está podrida, no la tomas, la botas y vas por otro a la tienda...
Saludos a los dos.

Gallo dijo...

Al protagonista no le hubiera importado en lo absoluto la existencia de esa persona de no ser porque lo rechazaron, supongamos que al protagonista no le gusta la leche, pero le agregó un ingrediente (en este caso fue el rechazo) y se volvió su bebida favorita. Espero que sirva la explicación. Saludos y gracias por los comentarios :)

Gallo dijo...

Por cierto porque faltaste a clase hoy? teniamos examen de radio..

Canela dijo...

Hay gente que tiene síndrome de niño de dos años: se oculta detrás de la cortina aunque se le vean los pies.

Me gusta tu sentido del humor jaja, saludos! :)

Anónimo dijo...

Ahí estuve Gallo como siempre

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